El último de nuestros políticos que ha llegado a Lakoff es Pedro Sánchez. El célebre ensayo se titula No pienses en un elefante, y explica que, cuando uno habla en público, si dice «no piensen en un elefante» lo primero que hace todo el mundo es imaginarse un elefante. El truco es eludir palabras incómodas, no favorecer al rival. Así, Zapatero nunca decía crisis cuando ya estábamos todos enfangados hasta las orejas. Después fue Rajoy el que eliminó Bárcenas de su listín. Jamás decía el apellido por mucho que lo preguntasen por él. A Mas le tacharon del diccionario de su carrera hacia el infinito y más allá la palabra independencia. Utilizaba todo tipo de asociaciones de palabras, pero no independencia. Y ahora se ha sumado a la tesis del elefante Pedro Sánchez. El nuevo Campeador de los socialistas no dice jamás Podemos. Ahora que él también ha decidido que las elecciones se ganan desde el plató de las televisiones solo habla de Podemos como «los populistas», por mucho que le aprieten para que diga la palabra. Pedro Sánchez irrumpió en Sálvame y en El hormiguero. Dicen que el líder del PSOE busca cercanía. Quiere estar donde están los votantes, o sea, mayormente delante de las televisiones. Con los políticos ya catódicos todos: ¿por qué no damos el siguiente paso y decidimos el próximo presidente entre Jorge Javier Vázquez, Pablo Motos, Ana Rosa Quintana y Susanna Griso?