Increíble. Hay aniversarios que te noquean como si llegasen Cassius Clay y Mohamed Alí, sí, los dos, a palmearte en la cara por el cumpleaños. Han pasado veinte años, dos décadas, desde que Quentin Tarantino le diese otro revolcón al cine con Pulp Fiction. Ese chaval que trabajaba en un videoclub tocó el cielo y el infierno del éxito para siempre con esta película. Otros fans de Quentin prefieren Reservoir Dogs, pero, aunque es difícil escoger entre sus trabajos, Pulp Fiction es vértigo. Todo parece que encaje. Hoy los dos papeles principales no se entenderían sin John Travolta y Uma Thurman (Uma me turba), Vega y Mia, pero faltó poco para que fuesen Daniel Day-Lewis y Julia Dreyfus quienes los protagonizaran. Day-Lewis quería el papel (tipo listo), pero Tarantino estaba obsesionado con recuperar a Travolta, como fue. Uma fue ella la que tuvo que pelear por conseguir la piel de Mia. Menos mal, es cerrar los ojos y verlos bailar. Flotar en el restaurante y en la pantalla. Tampoco busquen la cita bíblica, Ezequiel 25, 17. No encontrarán esas palabras. El texto se lo inventó Tarantino. Otro de sus guiños. Lo que sí encontrarán en Pulp Fiction son las armas que luego beberán sangre en otros filmes: el bate de Malditos bastardos, el martillo de Django o la catana de Kill Bill. Y es que, como suele suceder con los genios, a Quentin le encanta citarse a sí mismo. Disfruten del aniversario de Pulp Fiction, algún cine se ha atrevido a estrenarla como hay que ver el infierno: en el cielo de una pantalla.