Los alcaldes más votados

Andrés Precedo Ledo CRÓNICAS DEL TERRITORIO

OPINIÓN

26 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La principal lectura de estas elecciones se tiene que hacer en términos de rechazo a la corrupción y al austericidio, es decir, a los temas que más indignaron y afectaron a la mayoría de los ciudadanos. En España las consecuencias de un desafortunado Gobierno del Partido Popular son plausibles, pero en Galicia el fracaso de la estrategia política y de comunicación de Núñez Feijoo es más que evidente. Todo entra dentro de lo previsible.

También resultaba fácilmente pronosticable cuáles iban a ser los alcaldes triunfadores. Vigo, Oleiros, Pontevedra, Ribadeo, Allariz, Carballo, Abegondo, Arteixo, etcétera, representan tantos casos como municipios, pero en todos hay algunos temas en común que marcan cómo debe ser la gestión de un buen alcalde.

Estos son lo que yo he encontrado: ser honestos, trabajadores y coherentes, practicar una política local concebida de abajo hacia arriba, es decir, pensada desde la base social y asociativa; atender directamente las demandas y críticas de los ciudadanos; una buena política de comunicación participativa, y un proyecto de ciudad sostenible.

Los ciudadanos quieren espacios verdes, zonas peatonales, centros históricos cuidados y vivos, donde el automóvil pase a un segundo lugar; también servicios públicos y programas sociales de calidad y atentos a las necesidades de las personas; una política cultural pensada desde los recursos locales y nuestro patrimonio cultural identitario; y un proyecto de ciudad que logre despertar la autoestima. Y sobre todo que el alcalde sienta la ciudad como algo propio y defienda sus intereses por encima de los de su respectivo partido. Y esto no es localismo, esto es sencillamente cumplir con lo que los ciudadanos aspiran a lograr: vivir en ciudades cada vez mejores, más competitivas y con más oportunidades de empleo. Los que así hicieron renovaron sus mandatos e incluso incrementaron sus apoyos. Y otra cosa: las encuestas aciertan cada vez menos. A lo mejor tienen que cambiar la metodología. Como los partidos políticos tradicionales.