El PP, con el 27,8 % de los votos válidos y 110 escaños, resistirá bajo el eje de la agrupación del voto en aras de la gobernabilidad. Intentarán destruir a Ciudadanos, su auténtico rival, presentando esta opción de voto como la peor para España, porque impide gobernar y, además, pactará con el PSOE. Estos serán sus mensajes centrales y ahí resistirán sin ganar un solo voto, porque los jóvenes que le faltan a este partido lo abandonaron huyendo. No es desafección, es ruptura y es definitiva, ya están en otro espacio electoral donde no les da vergüenza ser liberales o conservadores y no se es necesariamente uninacional, diga lo que diga Rivera, que de momento les sirve. El PP está situado en el equivalente al espacio Le Pen, aunque aún no aporta valores positivos a sus votantes, que lo hacen a la defensiva para evitar que gane la izquierda, o porque los nuevos no son distintos por ser nuevos.
2. La coalición entre IU (UP) y el entorno de Podemos, con el 25,2 % y 92 escaños, ha deshecho el empate con el PSOE y ha pulverizado la aritmética donde el PP y Ciudadanos podían alcanzar los 176 escaños. El respaldo de nueve de cada diez militantes de Podemos a las posiciones exhibidas por su dirección durante estos tres meses ha definido con nitidez una naturaleza diferente de esta organización. No son de izquierdas ni de abajo, son de enfrente; ahí es donde se tienen que encontrar con el éxito electoral y antes o después se reencontrarán con Juan Carlos Monedero y con lo que fue la casta. Tsipras ganó enfrente y ya es el socialdemócrata responsable griego. No es otra cosa lo que tiene que suceder con el entorno de Podemos, aunque a los políticos no les venga bien y la generalidad de los periodistas lo nieguen. La sociedad del siglo XXI puesta enfrente con toda su transversalidad, de ahí las reticencias de Errejón. Pero los espacios se han perfilado en este tiempo, los números mandan, el elector del partido nuevo hace la vista gorda y Errejón no es tonto.
3. El PSOE, con el 20 % y 72 escaños, está desubicado, no tiene campaña y difícilmente la va a encontrar. Pedro Sánchez culpará a Podemos del fracaso de la izquierda, concepto que entró en barrena en el muy clientelar y corrupto sur de Europa hacia el 2010. Se desplomó Papandreu, se estrelló Bersani y desapareció el Pasok. O casi, porque ya es más un recuerdo del pasado que otra cosa. Entre tanto, el PSOE bajó desde los 11,3 millones de votos del 2008 a los 5,5 millones del 20D. Se les espera hacia los 4,7 millones de votos el 26J y en la actualidad se puede decir que Sánchez lleva tres meses haciendo el ridículo. La gente sabe que ha fracasado y será el candidato del PSOE porque nadie en ese partido quiere estar en su situación. Solo pueden perder el 26J.
4. Ciudadanos, con el 16,5 % y 51 escaños, recibe más electores procedentes del PP y consolida ingresos de origen PSOE. Ciudadanos progresa porque mejora tres puntos de votos válidos respecto al 20D. Tienen que pelearse con el PSOE, y lo lógico es que suceda después de la ronda de contactos con Felipe VI. Ambos necesitan pelearse para dedicarse a sus rivales, pero se tiene que anticipar Ciudadanos y debe hacerlo de forma tajante, porque el grueso de sus votantes proceden del PP y C?s llega a la campaña de la mano del PSOE. La campaña de Ciudadanos es diáfana. Ellos representan el perfil convergente en términos UE, luego deberían comenzar con una explicación de las fechorías atribuibles a los dirigentes del PP desde que el Gobierno está en funciones, porque así se visualiza muy bien el problema y para qué han venido.
5. Democràcia i Llibertat, con el 16,1 % y 9 escaños, defiende como poco sus resultados del 20D. Convergencia ha iniciado un desplazamiento de sus posiciones estratégicas hacia otro lugar, que es el de encuentro desde la certidumbre plurinacional. El concepto es Trudeau. Ahí ya hay alguien con quien hablar. Lo harán y por eso alcanzarán el éxito electoral.