Aunque suspendido temporalmente, Villar sigue siendo presidente electo de la federación
29 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Ángel Villar ya no es nada en la UEFA ni en la FIFA, donde hasta ahora no ha trascendido que esté involucrado en la comisión de presuntos delitos. En cambio, en España, donde se le investiga por apropiación indebida y/o estafa, falsedad documental, administración desleal y corrupción entre particulares, ni ha dimitido, ni nadie le ha forzado o presionado para hacerlo.
Sorprendentemente, desde el Gobierno, y más concretamente desde el Ministerio de Cultura, Educación y Deporte que dirige Íñigo Méndez de Vigo y desde CSD, no se ha escuchado ningún discurso contundente ni la petición de dimisión de Ángel María Villar. Para muchos, esta estrategia no deja de ser un es un sinsentido y no sirve nada más que para que tanto Méndez de Vigo como José Ramón Lete se quemen en una absurda tibieza con la Federación Española de Fútbol, cuando poco tiempo antes de las detenciones ya existía cierta sensación de que desde el ministerio, aunque fuera por inacción, se había allanado el camino de Villar en las elecciones.
Al ministro del ramo solo se le han oído vaguedades, generalidades y frases hechas sobre lo acontecido: «En España las leyes se cumplen, son iguales para todos y nadie es intocable ni está por encima de la ley», «tenemos que estar a lo que digan los jueces y los tribunales» o «pese a que la situación de la federación es complicada, se va a resolver», teniendo como eje central el «beneficio de la familia del fútbol».
En el caso de José Ramón Lete, la situación ha sido parecida a la de su superior jerárquico. Es cierto que el Consejo Superior de Deportes ha suspendido un año y de forma revisable a Villar y a Juan Padrón. Pero también se refugió en un discurso distante con respecto a la mayor causa de corrupción que ha afectado al deporte español.
Presidente en la sombra
En definitiva, el Gobierno ha sorprendido a todos alejándose del conflicto en la medida de lo posible, dándose la citada paradoja de que Villar ya ha desaparecido del ámbito internacional mientras que aquí, en prisión incondicional, puede seguir siendo el presidente en la sombra.
La cuestión no es si legalmente se puede o no hacer algo para proteger a la federación Española de Fútbol de hechos como los que investiga el juez Pedraz. El asunto es si el ministro debe ejercer o no su responsabilidad política para contribuir al saneamiento del deporte español. Y ahí, es donde hasta ahora está quedando retratado. ¿Por qué actúa así?