Alimaña

Abel Veiga AL DÍA

OPINIÓN

21 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Quizá las alimañas tienen sentimientos, no lo sé. El asesino de Laura Luelmo, desalmado, criminal, no los tiene. Ya había asesinado antes. Volvió a hacerlo. Con la alevosía y la premeditación de la bestia que hay encerrada y atrapada en algunos hombres, esos que matan y humillan a mujeres cuales si fueran triunfos, posesiones. La mala suerte de Laura fue que un sinvergüenza se fijase en ella. Los peores instintos de una bestia acabaron con esta vida, única, irrepetible. Toda una vida por vivir, por sentir, por disfrutar, por llorar, rota por un miserable. Una vida robada, truncada, y una familia atravesada ahora mismo por los jirones del dolor más amargo, la muerte de un hijo, en este caso, además asesinada por un miserable en un cobarde, vil crimen. Ser mujer le ha costado la vida. Terrible. En este país se asesina a las mujeres. Decenas y decenas cada año. No miremos por más tiempo hacia la indiferencia. Es educación, es respeto, es libertad. Frente a la intolerancia. Frente al machismo despiadado. Frente a la sumisión absoluta hasta la negación misma a un psicópata. El que decide si tienes que vivir o morir. Esta es la sociedad que hemos construido. Que hemos cimentado en base a la fuerza bruta. La pasión loca y desenfrenada y la absoluta indiferencia ante los demás y sus derechos como persona. Una mujer no es un objeto. No es el objeto, ni la posesión de nadie. No está sometida a nadie. Pero hay bestias, monstruos que le arrancan la vida, rompiendo lo más sagrado que el ser humano posee. Bestias de carne y hueso que conviven con nosotros en nuestros pueblos, ciudades, calles, barrios. Que ponen una cara y tienen otro rastro cruel, inhumano, homicida.

Todo lo que ahora se diga ya poco importa. Nada devolverá esa ilusión en la mirada, ni esa sonrisa de felicidad de algunas fotos. Los perros andaban sueltos ese día y la mala suerte quiso que se cruzaran. No puede existir destino más trágico, desafiante, traidor. Pero no frivolicemos, ni hagamos falso partidismo y política con esta y otras muertes. Tolerancia cero. Pero también ninguna demagogia con delitos, penas, medidas de seguridad. Es hora de que esta lacra, este cáncer que amordaza y avergüenza a una sociedad, termine de una vez. Cada vida robada, asesinada, violada es un fracaso de todos nosotros como sociedad. No lo olvidemos.