Del abrazo más largo de la historia de España -comenzó hace 48 días y aún este lunes registró una réplica- se pueden sacar muchas conclusiones. Claro que ninguna de boca de sus protagonistas, salvo los ligeros, frívolos -será un honor gobernar contigo- e interesados flashes con los que Sánchez e Iglesias obsequiaron al público. Está visto que este Gobierno Sánchez-Iglesias-con-permiso-de-Junqueras va a a admitir el roce, pero no está claro si admitirá preguntas. De entrada, no, lo cual nos lleva a pensar si más allá de esos 50 folios y 100 compromisos de la coalición, la primera gran medida no será esta. La resurrección del plasma de Rajoy, con los periodistas convocados al histórico momento convenientemente amordazados en otra sala, eso sí, con calefacción, faltaría más. Porque un vaso es un vaso y un gobierno de progreso es un gobierno de progreso.
