Las medidas anunciadas por el presidente del Gobierno fueron un listado deslavazado de recetas conocidas. Sonó demasiado a un Consejo de Ministros de un viernes cualquiera: plan de pobreza infantil, créditos blandos para empresas, aplazamientos de impuestos... Pero hoy no es un viernes cualquiera. En España hay 180.000 médicos y 250.000 enfermeros que están luchando en el mayor frente de guerra desde la Guerra Civil. Hay tres millones de pymes en las que trabajan cinco millones de personas. Compañeros de trabajo, empleador y empleado, que no saben qué van a hacer a partir de mañana, cómo van a pagar las nóminas y cobrar los sueldos de marzo, abril, mayo…
Pedro Sánchez pidió responsabilidad y disciplina a los españoles, se parapetó detrás de las decisiones de los científicos, le trasladó el mochuelo a las autonomías y no tomó medidas políticas a la altura de una situación excepcional.
Nunca en la historia la bolsa española cayó tanto. Los encargados de supermercados dicen que no recuerdan otra avalancha igual de clientes. En el 2007, el mayor crac desde el 29, los efectos en nuestras vidas tardaron dos o tres años en notarse. En cambio ahora todo está ocurriendo en una semana. Jamás hubo un desplome tan repentino en la economía real. La comunidad de Madrid ha utilizado textualmente la expresión SOS para pedirle medios al Gobierno central.
Lo peor es que estamos desaprovechando la ventaja de conocer con una semana de antelación lo que ha ido ocurriendo en Italia. En el país vecino, el aislamiento es total. Para moverse de un municipio a otro hay que tener una causa justificada. Todo está cerrado salvo supermercados y farmacias. Y a los médicos les han repartido unas Recomendaciones de ética clínica que entre otras cosas determinan cómo decidir a qué pacientes atienden y a cuáles no, o en qué condiciones habrá que fijar una edad máxima para entrar en la UCI. Leído suena muy duro, pero no es la primera vez en la historia que se aplican medidas así: están copiadas de manuales antiguos de medicina de guerra. ¿Qué más tiene que pasar para que el Gobierno reaccione? ¿Qué no hizo Italia hace una semana que podríamos hacer aquí ahora?
Mientras tanto, Sánchez está intentando que el Pisuerga que pasa por Valladolid le traiga unos presupuestos a un precio mucho más barato que el que le exige Junqueras. Lo tiene muy fácil, solo tiene que romper con Bildu, ERC y Puigdemont, hacer juego revuelto y pactar con Casado y Arrimadas el Gobierno de concentración que la situación exige.