Ignacio Quereda, el machismo y la homofobia durante casi 30 años en la poltrona de la Federación Española de Fútbol
OPINIÓN
Mientras las jugadoras de baloncesto, balonmano, waterpolo y hockey brillaban en Mundiales, Europeos y Juegos Olímpicos, las futbolistas españolas casi llegaron a odiar su deporte. Un libro cuenta las vejaciones del fútbol femenino en la época de Ángel María Villar
28 mar 2021 . Actualizado a las 10:53 h.Tiene que ser frustrante estar a los mandos de un mundo al que se desprecia. Pero si la contrapartida es una poltrona con buen sueldo y poco trabajo durante casi treinta años, a nadie le amarga un dulce. A veces, en lugar de limitarse a vegetar, como tantos, el apoltronado machaca a los de abajo con su frustración y desprecio. Con la impugnidad del que tiene el puesto asegurado, porque nada se espera de él ni de aquellos a los que dirige. Ignacio Quereda fue seleccionador de fútbol femenino desde 1988 hasta el 2015. El tercio de una vida. Es tanto tiempo como el que Antonio Díaz Miguel ocupó el banquillo del combinado de baloncesto masculino. Sí, las comparaciones son odiosas. Uno hizo que un país se enamorara del básket en aquella madrugada de 1984. El otro consiguió que jugadoras con talento casi odiaran el balón. Esto último lo cuentan ellas mismas en el libro No las llames chicas, llámalas futbolistas, de Danae Boronat. Quereda es otro de los legados del expresidente de la federación Ángel María Villar. En ese período, España coleccionó todo tipo de medallas con sus jugadoras de baloncesto, balonmano, waterpolo y hockey. Brillaron en Mundiales, Europeos y Juegos Olímpicos. Con el fútbol femenino nadie contaba. Ni para un regate. Y menos Quereda y Villar. Durante ese tiempo, las futbolistas de la selección vivían vejaciones diarias. El machismo y la homofobia campaban. Y ni siquiera tenía que ver con aquella disciplina del látigo aplicada a las gimnastas soviéticas. Los entrenamientos eran mediocres, a la altura de los resultados. La frase que lo resume todo la recuerda Verónica Boquete. El técnico llegó a decirle: «A ti lo que te hace falta es un buen macho». A Ignacio Quereda le hacía falta la destitución. Solo llegó en el 2015. 15 años después que Nevenka. Anteayer.