¿Qué vacuna va con su estilo?
Si busca un estilo elegante, no dude en ponerse Pfizer. Si quiere la modernidad asegurada, acuda a la llamada de Moderna. Si prefiere un estilo más arriesgado, AstraZeneca está de su lado. Y si lo que ansía es algo ocasional, Jansen no va nada mal. Estos podrían ser ejemplos de eslóganes que animaran a la población a hacer uso de su derecho a la vacunación. Porque vacunarse es como una moda: nadie te obliga a seguirla, pero si no lo haces estás desfasado. Y cuando la incidencia repunta, y el estilismo de vacuna vuelve con fuerza, tu vida social se ve enormemente reducida. Es lo que se conoce como «no estar en la onda» (u ola, si buscamos un término más actual). Con la diferencia de que esta «moda» lleva implícito salvar millones de vidas. Trae consigo la salvaguarda de miles de personas, desde las que ni remotamente hubiéramos imaginado, hasta las que más cerca de nosotros se encuentran. Y aunque sea solo por amor propio, también nos protege a nosotros. Así que por muy old-fashion, borderline o antitrending-topic que seamos, no estaría de más que por una vez siguiéramos al rebaño cuando acierta, y sobre todo, a los expertos diseñadores, que no paran de demostrarnos su valía y eficacia. Porque si hasta el mayor líder negacionista puede cambiar de parecer cuando perecer se le antoja una realidad más que posible, cualquiera puede renovar su armario y darle una aire fresco contribuyendo al bienestar de los demás. Miguel Rodríguez Ricoa. Oleiros.
La insolidaridad frente al covid
Estamos viviendo con la insolidaridad de la gente que, día a día, nos encontramos en la calle o en cualquier establecimiento público. A tal extremo alcanza esta insolidaridad, que estamos oyendo en los medios de comunicación noticias cómo está: «Ha aumentando la vacunación en más de un veinte por ciento» desde que por los organismos sanitarios estatales o comunitarios se trata de instaurar el llamado «pasaporte sanitario», ese documento con el que podemos tener acceso a bares, restaurantes, salas de fiestas, etcétera. Creo que no hay mucho más que añadir a lo expuesto. Cada uno, a su manera o su forma de ver la vida, constate la solidaridad en la que estamos inmersos. Mientras, nos seguiremos viendo obligados a mantener la mascarilla y otros incómodos medios de prevención. Pío Pedreira Vilas. A Coruña.
Los ascensores de Vigo
Soy usuario de los ascensores de la calle Torrecedeira (Vigo), tanto el ascendente como el descendente y debo manifestarle que los vecinos de la zona pagan los mismos impuestos que otras calles de la ciudad. Desde hace semanas uno de los ascensores no funciona, lo que me representa un gran esfuerzo subir las escaleras. Me parece muy bien que llene la ciudad de luces pero piense en otros vecinos y destine una parte ínfima del enorme presupuesto que dispone para arreglar estas averías y hacernos la vida mas fácil a muchos ciudadanos.
Antonio Martínez Lima. Vigo.
¿Quién está detrás del teléfono?
He intentado hablar con los responsables de Iberia para saber si mi avión despegaría teniendo en cuenta los avisos de mal tiempo. El caso es que mi interlocutor era un autómata, un robot. En función de mi respuesta me dijo que marcase el uno, el dos, el tres; también me pidió, por favor, que repitiese mi contestación porque no me había entendido con claridad. No me entendió porque me quedé callada, ya que sabía que era la única manera de que me pasara con un humano. Luisa García. Lugo