En el verano pasado se montó un follón por el vídeo del ministro de Consumo en el cual recomendaba comer menos carne, muy especialmente carne roja. Ahora la ha liado otra vez, en la entrevista a un medio de comunicación inglés, al decir que España exporta carne de mala calidad, que además procede de animales maltratados.
Si el responsable de Consumo era sabedor de las afirmaciones vertidas en la entrevista, su obligación hubiese sido subsanar las deficiencias observadas, tanto en el trato animal como en la calidad de la carne producida, con el fin de que se cumplan las normativas establecidas.
En definitiva, en cuanto el ministro se enteró de que hay maltrato animal, debió enviar urgentemente a inspectores para que levantasen acta de las infracciones y propusiesen las sanciones adecuadas, de acuerdo con la legislación vigente. Posteriormente se comprobaría si el problema estaba solucionado. Otro tanto se podría decir respecto a la calidad de la carne.
Una vez resueltos los problemas, el ministro de Consumo podría ir a cualquier entrevista para presumir del exquisito trato animal que se dispensa en España y de la magnífica calidad de la carne producida en nuestro país.
Si no ha sabido actuar así es que no reúne las condiciones adecuadas para ser ministro (y menos de Consumo). Así que también pido la dimisión del ministro incompetente, no por lo que dijo, si no por lo que no supo hacer.