Todos los años por abril me detengo en el trabajo sólido de José María Romeo Ladrero, no sanitario, en su blog MIR-Entrelazados. Interesado por su capacidad e insistencia para recopilar, depurar y analizar los datos y sus sesgos que, una vez más, las administraciones españolas ni publican ni trabajan.
En uno de los recientes post del blog analiza las plazas mir desde la convocatoria 2007-2008 hasta la de 2020-2021. Lo titula El reparto de la tarta. En las 14 convocatorias analizadas, el número de plazas mir ha pasado de 4.844 en el 2007/08, a las casi 8.000 en la convocatoria 2020/21. Lo singular y poco conocido es que, entre el 2007 y el 2013, los médicos no españoles se adjudicaron entre un 20 % y un 34 % de las plazas mir. Lo que obligó a corregir las convocatorias para reducir las plazas mir ganadas por médicos no españoles, situándose ahora en un rango entre el 9 % y el 14 %.
Añádase a ello la homologación de títulos de Medicina de universidades extranjeras, una homologación que resuelve administrativamente el Ministerio de Educación, y tendremos lo que, según MIR-Entrelazados, constituye la mayor facultad de medicina de España. Desde el 2001 se han podido homologar unos 80.000 títulos extranjeros, muchos más que los médicos graduados, primero de las 28 y ahora de las 46 facultades de Medicina (34 públicas y 12 privadas) españolas. Egresados que se sitúan entre los 3.700 del 2009 y los 6.700 del 2019, en unas universidades que mantienen un férreo numerus clausus y también unos graves problemas de profesorado. Sin olvidar que la dotación económica de los gobiernos autonómicos no cubre la capacidad docente acreditada de formación mir en sus centros sanitarios, persiste la incógnita de cuántos especialistas se marchan de España, lo que no se resuelve por conocer las solicitudes de idoneidad a los colegios médicos para ejercer en otros países.
Con estos datos, no sorprende que la mitad de los médicos inscritos el año pasado en el Colegio Médico de Barcelona, en su mayor parte sin especialidad, se formaran en el extranjero. Tampoco sorprende que en Andalucía el 17 % de los médicos, unos 5.000, trabajen en la ilegalidad al no ser especialistas, según el Consejo Andaluz de Colegios Médicos. Ni sorprende que los sucesivos responsables de la formación especializada se vayan sin encauzar el problema o reclamando una vez más la llegada de médicos extranjeros, mientras a los estudiantes españoles se les dificulta académica y económicamente ser médicos. A tanto alzado: 192.000 médicos, el 71 % en el Sistema Nacional de Salud, la quinta parte mayores de sesenta años. España, de nuevo, un discurso sin datos.