Hepatitis: calma y confianza

Fernando Álvez MÉDICO PEDIATRA. SOCIEDAD ESPAÑOLA DE INFECTOLOGÍA PEDIÁTRICA

OPINIÓN

ABTEILUNG FÜR MOLEKULARE UND MED | EUROPAPRESS

23 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras haber sido comunicados a partir de marzo casos de hepatitis de origen desconocido en niños, y algunos de ellos graves, concretamente en el Reino Unido (74 casos), España (5), Dinamarca, Países Bajos y también en EE.UU., la Organización Mundial de la Salud alertó sobre la posibilidad de su incremento. La noticia puede generar incertidumbre coincidiendo con la alarma desatada por la pandemia de covid-19. Estos casos de enfermedad hepática, la mayoría en niños de 2 a 5 años, están siendo investigados para conocer su origen y alcance.

Hepatitis significa inflamación del hígado, a menudo causada por un virus. Los tipos más comunes de hepatitis, que ya han sido descartados en todos estos casos, son los tipos A, B, C, D y E. En países desarrollados las hepatitis, sobre todo los tipos A o B, son ya mucho menos frecuentes que antaño. Otros virus también llegan a inflamar el hígado, pero con unas manifestaciones clínicas peculiares, como por ejemplo el que causa la mononucleosis infecciosa.

En los recientes casos, de momento se desconoce su origen, pero ya se confirmó que los virus antes citados y otros frecuentes en niños no son los responsables. Se ha señalado una posible coincidencia con coronavirus y adenovirus en algunos casos, pero su protagonismo aún no está definitivamente establecido. La presencia de adenovirus en muestras respiratorias o heces de estos pacientes puede coexistir debido a la circulación estacional del virus en niños pequeños.

No se ha demostrado una relación con la vacuna anti covid-19 (ninguno de los afectados en el Reino Unido estaba vacunado), ni con la infección por SARS-CoV-2 que aún estamos padeciendo. El SARS-CoV-2 daña principalmente al aparato respiratorio, pero hay casos en los que varios órganos, incluidos el hígado (con niveles elevados de las enzimas hepáticas) y el tracto gastrointestinal también pueden afectarse, aunque a todas las edades, no solo en los niños. La exposición a tóxicos es otra posibilidad que está siendo investigada infructuosamente, pero ¿por qué solo alcanzaría a la población infantil?

Lo más probable es que también estas hepatitis sean de causa infecciosa, por sus aspectos clínicos y epidemiológicos, pero con el interrogante de su apetencia por el hígado infantil y su respeto a personas de mayor edad. Y ahí puede estar una de las claves para encontrar una explicación. La aparición inusual —una variante—, por ejemplo, de adenovirus o enterovirus respiratorios ya conocidos, que por ciertas modificaciones cambian su apetencia y diana hacia otros órganos, como en estos casos el hígado, en niños con factores predisponentes aún no aclarados. Además, un receptor Coxsackievirus-adenovirus (CAR), que se expresa en mayor o menor cuantía en varios tejidos, incluido el hígado, desempeña un papel crucial en la infección por estos virus y está estrechamente relacionado con un hepatotropismo y una susceptibilidad específica a la edad. Se demostró en ratones que estos receptores se expresaban más en el hígado que en otros tejidos, disminuyendo con la edad. ¿Está sucediendo así con los coxsackievirus B o los adenovirus? Mera especulación, los investigadores tienen la última palabra.

Conviene transmitir que en algunos procesos infecciosos no se llega a identificar el microorganismo responsable. Hay que mantener la calma y la confianza ante el hecho de que exista un brote de casos en un mismo período y alguna área geográfica.

Hace muchos años, los médicos probablemente habríamos levantado las manos comentando: «Hay un virus circulando, y algunos niños están enfermando con esto», sin más. Pero ahora los métodos moleculares permiten la identificación casi en tiempo real de toda una serie de virus respiratorios, secuenciarlos y redefinirlos como un tipo específico con un daño determinado.