Yolanda Díaz lo tiene muy difícil

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente LA MIRADA

OPINIÓN

Jesús Hellín | EUROPAPRESS

11 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Yolanda Díaz parte con un gran aval: su gestión como ministra de Trabajo, caracterizada por la eficacia, la moderación, el diálogo y los acuerdos. El paradigma de su buen hacer es la reforma laboral. Esa que quisieron cargarse desde el PP a ERC, supuesto socio del Gobierno, y que afortunadamente salvó in extremis el popular Casero. Los excelentes datos de descenso del paro y aumento de afiliados a la Seguridad Social son incontestables, salvo para quienes tienen como estrategia contestarlo todo. Por todo ello, es la líder política más valorada. Dicho esto, no lo va a tener fácil con Sumar. De momento, dice, se trata de escuchar a la ciudadanía. Y a ella, claro está, que fue la única dirigente que habló en el acto inaugural del viernes. La música de su discurso suena bien, a la izquierda, claro. Ensanchar la democracia, resolver los problemas de la gente, impuestos justos, sanidad y educación de calidad, una España mejor en la que quepamos todas... Pero, una vez pasado el período de escucha y blablablá, llegará el baño de realidad. ¿Qué papel jugará Podemos, al que Díaz prefiere invisibilizar? Por ahora, Iglesias, que sigue siendo su gran referente político, mantiene una posición ambigua. Con una mano atiza a Díaz; con la otra, la ensalza. El momento crucial llegará cuando Díaz tenga que hacer las listas electorales. Ahí es donde se deciden las cuotas de poder entre partidos, los puestos de salida para ser diputado. Díaz solo cuenta con su prestigio personal, carece de base organizativa. Tiene dos grandes problemas: conectar con el electorado de izquierdas cabreado, porque ahora, quiéralo o no, ella representa al poder; y unir a toda la izquierda a la izquierda del PSOE, eliminando los demás egos para que solo quede el suyo.