«Somos uno de los países más afectados por la viruela del mono, y el silencio no es la solución»
OPINIÓN
Prevención contra la viruela del mono
Los españoles estamos en los puestos de cabeza de muchas listas, como en el número de parados, la inflación, el precio de la luz y gasolina, etcétera. Y ahora también somos los primeros en el número de contagiados con la viruela del mono, que, pese a no ser letal, ya ha causado la muerte de dos españoles.
Sorprende la facilidad con que se ha transmitido en España, pues nada más detectarse se estableció que su origen se había localizado en una sauna y en una gran fiesta gay. Por ello, se alertó especialmente al colectivo homosexual para que pusiesen los medios necesarios para su prevención. Pero, al ver los resultados, parece que muchos no hicieron caso y ahora se han extendido los contagios fuera de esos ambientes.
Según recientes datos de la OMS, el 98 % de infecciones se ha dado por contacto sexual entre hombres. Lo más prudente sería seguir previniendo a este colectivo, que constituye el mayor grupo de riesgo. Pero la anterior información desencadenó una lluvia de críticas de los colectivos LGTBI hacia la OMS, lo que tuvo como consecuencia que se dejase de relacionar el problema con este grupo. Un silencio que no ayudará a frenar los contagios, pero es lo que toca. Miguel Ángel Loma Pérez.
¿Dónde están los mayores?
En la publicidad, los anuncios son muy descriptivos. Definen bastante bien lo que le interesa (o no) a la gente. Reflejan fielmente los objetivos de una sociedad. Por ejemplo, todos los anunciantes son jóvenes y guapos, se alimentan preferiblemente de comida procesada y se van de vacaciones como si no tuvieran otra cosa que hacer en su vida. Algo que llama la atención es que casi no hay anunciantes que tengan más de 50 años.
Con ese eufemismo de la tercera edad se nombra a la generación de la experiencia, del esfuerzo y del mantenimiento del país, cuando fue necesario. ¿Dónde están los mayores? Las sociedades occidentales deberían seguir el ejemplo de la población japonesa para aprender a tratar y respetar a nuestros veteranos. Recuperar la consideración por ellos y aprovechar su experiencia enriquece a las naciones económica y moralmente. Son malos tiempos para la sensatez, la sabiduría y el pensamiento. No están de moda. Como son bienes que no se ven, solo existen para aquellas civilizaciones que tienen una proyección de futuro. Si no respetamos el pasado y no queremos saber de dónde venimos, ¿cómo se van a poner las bases del futuro? Marisé Vilasuso. As Pontes.
Tener un plan
Hasta el momento, los protagonistas del verano son el calor asfixiante y los incendios en cualquier punto de nuestra geografía. Y eso que este es el «estío más fresco del resto de nuestras vidas». Tan solo con esta información, las instituciones públicas deberían de tener preparado un plan para evitar las muertes y los incendios de los próximos años.
Cada vez tenemos menos superficie arbórea, provocando la desertización del territorio que va a condicionar el modelo de vida de los años venideros. En la economía sucede lo mismo. Se ha divulgado por parte de los responsables económicos que en otoño es posible entrar en recesión, y, según la ministra Nadia Calviño, «debemos estar preparados para lo peor».
En los incendios, agricultores y ganaderos, junto a las dotaciones de emergencia, luchan y ponen en riesgo su vida para sofocarlos. En la economía, se aguza al máximo el ingenio para al menos comer lo que nuestro bolsillo permita. Faltan planes de rescate y salvación en muchas materias de nuestro país. Ese y no otro es el denominador común. Y cuando lleguen las elecciones escucharemos las promesas de los candidatos para seguir igual o peor de lo que estamos. Espero equivocarme en este pronóstico. Pedro Marín Usón.
Galerías de la Marina
Hace solo unos días glosaba en este periódico las excelencias de las galerías de la Marina coruñesa, que ahora lucen más al haberse peatonalizado la zona. Pero lo cierto es que ya nadie puede ver en todo su esplendor las antiguas galerías. Falta uno de los principales motivos por las que se hicieron famosas: los cristales de aguas.
Aún recuerdo cómo, cuando el sol de atardecida golpeaba rasante en sus ventanales, cada uno de sus cristales se convertía en una pieza de Swarovski creando un caleidoscopio de colores. El entorno se teñía entonces de un arco iris de colores. Esto pasaba porque los cristales eran muy antiguos y, como tales, imperfectos. Hoy las cosas no son así. Todos los cristales son perfectamente planos y lo único que pueden hacer es de espejo.
Intenté que el ayuntamiento recuperase algunos de esos cristales de aguas, que aún quedan en viejos edificios de la ciudad, para hacer un elemento escultórico que pueda contar a las generaciones venideras cómo destellaban las antiguas galerías de la Marina. Hasta donde sé, no me han hecho ni caso. Y tampoco me lo ha hecho una escultora de renombre a la que le pedí que hiciese suya la reivindicación para que pudiese materializar la idea.
Igual lo que se quiere es que el turista se pasme con lo que hay, ignorando que hubo unas galerías de la Marina que ganaban en belleza a las actuales cuando se aliaban con el sol del atardecer. Ibiza se enriquece cada año con el turismo de «rayo verde» y aquí dejamos de aprovechar un evento tan llamativo o más. Jose Carlos Alonso Sánchez. A Coruña.