A los políticos les hizo la boca un fraile. Siempre quieren más. Podríamos decir que están hechos de otra pasta, y no estamos hablando precisamente de tallarines. Los Reyes Magos tuvieron que pasarlas canutas anoche para atender sus peticiones. Que con algunas se hicieron los suecos da fe que la Tierra sigue girando: por fortuna, contra el vicio de pedir hay la virtud de no dar. Y algunos, vicio tienen de sobra, no hace falta imaginarse lo que se han pedido personas como Vladimir alto el fuego Putin o Donald Capitolio Trump. El homo politicus es el ejemplo a no seguir, siempre pidiendo, y cuando llega el momento de repartir, pues ya se sabe lo que toca. He aquí a Emmanuel Macron, haciendo los honores de cortar el pastel de la Epifanía, una tradición en Francia. No hay mayor regocijo en un político que el instante en el que coge el cuchillo para proceder al despiece: en su ADN está grabado que quien reparte siempre se lleva la mejor parte.