Agencia de Inteligencia Artificial, el fruto de remar juntos por Galicia
OPINIÓN
La elección de Galicia, de A Coruña, en particular, como sede de la Agencia Española para la Supervisión de la Inteligencia Artificial (Aesia), permite situar en el mapa a nuestra comunidad autónoma como un referente en España y en Europa en este ámbito.
Y es que, más allá del efecto multiplicador de la IA para el crecimiento y avance de software inteligente en cualquier ámbito y sector, la propia tecnología trae consigo nuevos retos éticos y legales, para los cuales la Aesia está llamada a actuar. Los modelos basados en IA han de basarse en una ética responsable y en una normativa que permita regular las responsabilidades civiles, penales, de propiedad intelectual y de protección de datos, entre otros. Este marco legal ha de proteger tanto a consumidores como a desarrolladores de tecnología, proporcionando un equilibrio óptimo que permita continuar avanzando en línea con las necesidades de la sociedad actual. Que el organismo regulador de una tecnología de tal potencial se encuentre en A Coruña significa que cualquier entidad u organismo, tanto público como privado, dirigirá su mirada al noroeste de la Península para desarrollar cualquier proyecto en este ámbito. Nuestra ciudad será el faro de la regulación de la IA en España y un referente también en Europa, soportado por un tejido de empresas TIC puntero, multinacionales de referencia y un ecosistema investigador de excelencia, con las universidades gallegas como motor de talento.
Pero el éxito de la candidatura de A Coruña y de Galicia no se debe solo al tejido empresarial, al ecosistema universitario y a las infraestructuras con las que cuenta el territorio, de por sí punteros y de excelencia, sino también a aquello que no es tan evidente, pero que, en mi opinión, ha sido clave. Para presentar la candidatura gallega, las entidades y organismos implicados han dejado de lado cualquier diferencia para aportar y empujar en una única dirección. Administraciones públicas, universidades, centros de investigación, empresas, la sociedad, etcétera, se han sumado para apoyar una candidatura de unidad en territorio gallego. Apoyo que se ha evidenciado, en la práctica, con el apoyo unánime a la entonces candidatura. Haber vivido de cerca este proceso histórico es un lujo que todos recordaremos. Se trata de algo realmente representativo en los tiempos convulsos que corren y marca una senda clara a seguir para la consecución de éxitos futuros. Y es que, si algo tenemos en común los gallegos, siempre es Galicia.