Pescadores

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

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12 feb 2023 . Actualizado a las 12:19 h.

Una madre comparte su indignación en un vídeo. Dice que vulneran sus derechos. Y también los de su hija. Otra vez le toca a ella liderar una lucha solitaria contra los profesores del colegio. El motivo de su ira es el disfraz elegido para la clase de su retoña en estos carnavales. Intolerable. Y la imaginación vuela para el que asiste al relato. Quizás los estén animando a vestir de soldados nazis. O de terroristas con chalecos explosivos. O les obligan a ir de nudistas. O de participantes de First Dates. Pero no. El plan era vestirlos de pescadores. Y no de pescadores de almas. De los otros, esos a los que no se le multiplican los peces así como así. La mamá, vegana, no puede permitir semejante aberración. Son inescrutables los caminos de la ofensa. En Alemania algunos rebautizaron los mercados de Navidad como mercados de invierno, no fuera a ser que causara incomodidad llamar a las cosas por su nombre.

Cualquier día un padre dirá que a su hijo no pueden disfrazarlo de albañil porque está contra la especulación urbanística. Otro argumentará que ponerle a su pequeño ropas de jeque atenta contra su cultura de raíces cristianas. Y llegará el que defienda que en ningún caso los chavales pueden ir de faraones egipcios, porque eso es apropiación cultural y, además, perpetúa una visión colonialista y estereotipada del mundo. La cuestión es sentirse lo mejor posible en la piel ultrafina de cada uno. Claro que hay costumbres que se han ido podando, comentarios y bromas que, lógicamente, ya no se consienten. Pero otro tema es atrincherarse en las gafas de cerca, convertir el grano de arena en desierto y disfrutar con el bonito paisaje que queda.