La vuelta de Besteiro reactiva al Partido Socialista en Galicia. Algunos continuarán reclamando primarias, por dar a entender que las bases mandan algo o por demostrar cierto peso orgánico, pero Besteiro es un candidato único, para el partido y, sobre todo, para los votantes de centro-izquierda. Sin embargo, el objetivo de la presidencia de la Xunta se antoja difícil, porque no depende únicamente del candidato.
El PP no ha perdido a Feijoo, quien, desde el Gobierno o la oposición, seguirá influyendo en la política gallega. La sombra de Feijoo es alargada y la maquinaria del PP está consolidada. Los socialistas parten con desventaja. Unos cuantos miles de militantes han de competir con cientos de miles de apuntados al PP gallego, partido con un concepto más laxo de militancia. Multiplicando por tres o cuatro de familia, al PP le bastan unos votos a mayores para alcanzar la mayoría absoluta. Algunos hablarán de clientelismo, caciquismo o régimen, pero es estadística.
El PP se permite mensajes más o menos demagógicos, como que gobierne la lista más votada, con argumentos simplistas sobre ahorro y eficacia. Propone las reformas electorales con oportunismo, no para mejorar el sistema, sino para obtener réditos del mismo. No es descartable que vuelva a sacar de la chistera la reducción del número de diputados en el Hórreo. No es tanto cuestión de número como de representatividad. El PP nunca renunciará al fijo de diez diputados por provincia. Que Lugo y Ourense arranquen con esos diputados prima en exceso la tierra sobre la gente. El voto de un monfortino vale más que el de un coruñés.
La ley D'Hont favorece a los partidos mayoritarios, pero el sesgo lo introduce la circunscripción. Para la representatividad democrática, lo importante es la proporción. En circunscripciones con más habitantes y más diputados a elegir, el reparto es más proporcional. Si se prima en exceso a circunscripciones despobladas, la proporción se transforma en desproporción. Una circunscripción ajustada a la población y al poblamiento sería más representativa de la soberanía popular. El PP es partidario de la Galicia única, pero no de la circunscripción única, porque tiene miedo al voto urbano. Aunque venga de Lugo, a Besteiro, que es único, le convendría una circunscripción única. Únicamente así…