El domingo pasado leí una carta al director titulada Fragas do Eume, desorganización. Me llamó la atención unir en el mismo enunciado fragas y desorganización, intuyendo que detrás había una crítica negativa. De hecho fraga significa «terreno de breñas» y la palabra breña, según la RAE, alude a una «tierra quebrada entre peñas y poblada de maleza». La queja se relaciona por una carretera sin arcenes, por las multas que los conductores se encontraron en los parabrisas de sus coches, también por la falta de indicadores de distancia, que viene acompañada por la ¡falta de cobertura! y la imposibilidad de poder utilizar los dispositivos móviles. ¡Ay esas peñas y esa maleza! Sigue el autor expresando su contrariedad por la inexistencia de papeleras, no sin halagar el «civismo de los visitantes» puesto que no «había rastro de basura». ¿Acaso estos visitantes cívicos no serán los mismos de otros lugares inhóspitos donde sí hay papeleras rodeadas por un mar de basura? Quizás ahí esté la explicación, que cada uno se lleve consigo sus propios desperdicios. Su indignación acaba con la reivindicación de más aparcamientos para coches, autocaravanas y buses. En resumen: más arcenes, más señales, más cobertura, más papeleras, más aparcamientos. Yo me quedo con más peñas y maleza. Alberto Pernas Pena. Viveiro.
Pido perdón a mis hijas y al resto de jóvenes
Después de haber iniciado la era en la que ya cuento el tiempo hacia atrás, en la cual se me considera no apto para el mercado laboral debido a mi edad, me ofrecen un salario júnior siendo sénior y cuando ya disfruto del cariñoso estatus de «ancianito», tengo la gran desgracia de informaros a vosotras, mis hijas, y al resto de los jóvenes que no podré daros aquello que recibí de vuestros abuelos. No fui un malgastador, pero los de nuestra generación no hicimos nada para proteger nuestro y vuestro futuro. No tuvimos el coraje y la capacidad de dejar un legado del que pudierais estar orgullosas, como yo estoy orgulloso del legado de mis abuelos y mis padres. Desafortunadamente, no tendré tiempo disponible para ayudar a cuidar a los nietos, si se presenta tal situación, porque tendré que seguir trabajando sin saber hasta cuándo. No puedo prometeros un lugar bajo el sol porque no tengo «amigos especiales» y no estoy disponible para «favores especiales». Tampoco os podré ayudar a superar las dificultades económicas normales de quien empieza una vida, como yo tuve la felicidad de ser ayudado. Pido disculpas por no haber dejado un mundo mejor y desde mi experiencia os dejo un consejo: nunca perdáis vuestra dignidad. No tiene precio. Es única e irrecuperable. Miguel Abreu.