Querida Marta

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OPINIÓN

M.MORALEJO

16 may 2023 . Actualizado a las 21:06 h.

El asesinato de Miguel Ángel Blanco: manos pintadas de blanco. La tragedia del Prestige: marineros recogieron el fuel con sus propias manos. El accidente de Angrois: Marta en brazos de un bombero. Una fotografía por cada una de estas tres tragedias que fueron más trágicas por ser injustas, por haberse podido evitar.

Hay noticias que son más que noticias y se convierten en historia. Hay noticias que son más que noticias y te parten el corazón. Hay noticias que son más que noticias y su desenlace se escribe diez años más tarde. Y eso es lo que ha pasado con Marta, la niña de Angrois, que quiso contarle su historia al periodista Pablo González.

Desde aquel 24 de julio del 2013 he pensado mucho en ti, Marta. La primera vez aquella noche, cuando vi tu foto en la Redacción. No te conocía pero, como no sabía qué hacer, recé por ti. Eras una niña y estabas sola. De madrugada estuve viendo dormir a mis hijas en su cuarto. Llorando. Hasta me sentía culpable de ser tan afortunada.

Con el paso de los días me enteré de que Ana, una de las ourensanas que había fallecido en el tren, era tu madre. Y el nudo que tenía en el pecho se apretó más fuerte. Estaba enfadada porque ese viaje no tenía que haber acabado así. Teníais que haberlo recordado toda la vida, las dos juntas, con una sonrisa.

En cada aniversario volvía a acordarme de ti. Me contaban que tu padre te protegía y te cuidaba con celo —«lo hizo muy bien», resumiste tú, certera, en La Voz— y se me hacía difícil tragar la tristeza.

Y diez años después volví a encontrarte en el periódico. Y volví a llorar. Y me regalaste, sin saberlo, una lección de maternidad: «Cuidado. Agárrate. Te quiero».