Romanticismo académico

Hugo Álvarez Domínguez A CORUÑA

OPINIÓN

EDUARDO PEREZ

La Sinfónica interpretó obras conocidas como el «Concierto para violín», de Brahms, y la «Quinta», de Chaikovski

20 may 2023 . Actualizado a las 20:22 h.

Sinfónica de Galicia. L. Ferschtman, violín A. Manacorda, director musical. Obras de Brahms y Chaikovski. Palacio de la Ópera, 19 de mayo.

Presentar obras tan conocidas como el Concierto para violín, de Brahms, y la Quinta, de Chaikovski, es un arma de doble filo: es un reclamo para el público ante lo popular del repertorio; pero propone el desafío de aportar algo novedoso a música que hemos escuchado cientos de veces. Aunque la OSG revalidó su gran sonido, faltó esa magia que justifique volver sobre repertorio tan manido.

Antonello Manacorda cuida los planos sonoros y ofrece lecturas en las que casi todo se escucha con nitidez; pero a sus acercamientos (de corte bastante académico) les fata un extra de sal y pimienta. Sorprendió el enfoque, por momentos casi camerístico, de su Brahms; donde ayudó a una Liza Ferschtman que destacó más por el arrojo y la destreza técnica que por un sonido que podría haber sido más expansivo y de afinación a veces aproximada. La orquesta envolvió bien a la solista y hubo buenos momentos en arranques de la cuerda en el primer movimiento o la madera en el segundo (espléndido el solo de oboe). En una temporada en la que hemos escuchado tantos conciertos para violín no será esta ejecución de las más recordadas. Mejor Ferschtman en el Bach de la propina.

En la Quinta de Chaikovski que ocupó la segunda parte, gracias al mimo con que trató Manacorda a la orquesta, se escuchó cada sección con claridad; permitiendo admirar el gran empaste del conjunto. Con todo, a la versión (de tempi bastante lentos) le faltó pasión y carne en los momentos más dramáticos. Fueron los dos movimientos centrales los más logrados (el solo de trompa del segundo fue para atesorar, como el arranque de la cuerda en el tercero) pero el primero y el cuarto (bastante desordenado) pudieron palpitar con mayor viveza.

Manacorda cuidó a la orquesta a falta del impulso romántico que piden estas obras, lo que se tradujo en cierta frialdad. Pese a la cálida respuesta del público, esta temporada ha dado mejores noches.