Madrugó todo lo que pudo Pedro Sánchez, quizá pensando en el dicho castellano que dice que al que madruga Dios le ayuda. Pero los hados de las urnas no estuvieron esta vez con él. El día arrancó torcido y no se pudo librar de los abucheos y del «que te vote Txapote» que le persigue desde que empezó a ceder a todos los caprichos de Bildu para garantizarse la permanencia en la Moncloa. El balance final, una derrota por más de 800.000 de votos, abre una larga reflexión de seis meses.
Llovía sobre Moncloa, pero el diluvio de papeletas no llegó. Y el descalabro del PSOE —justo cuando se cumplen cinco años de la moción de censura— compromete el futuro del actual presidente.
La resiliencia y la baraka que le acompañaron en sus primeros años parecen haberse esfumado desde la malhadada moción de censura de Murcia que precipitó el golpe de mano de Isabel Díaz Ayuso.
El segundo movimiento llegó con el desembarco de Núñez Feijoo en Génova. A pesar de sus gambazos lingüísticos, ha sabido darle libertad a todos sus barones para aunar fuerzas en torno a un lema tan sencillo como el de Ayuso: «derogar el sanchismo». Feijoo repitió su estrategia gallega, se multiplicó con hasta cinco actos diarios —sin Falcon— y la cosecha de votos le coloca en una situación inmejorable para convertirse en el próximo inquilino de la Moncloa.
En silencio, Vox afianza su tercera posición a la espera de comprobar el impacto real de la plataforma de Yolanda Díaz. Y tras el esperpento del apoyo incondicional suplicado por Sánchez a Bildu desde la tribuna del Congreso, poco efecto parece que tendrá la alerta antifascista que los incondicionales del líder socialista proclaman para los idus de diciembre.
Resolver la relación entre los de Feijoo y los de Abascal será clave para articular una alternativa fiable al Frankenstein. Todas las encuestas, menos el CIS de Tezanos y los estrategas de Bolaños, veían venir el aluvión azul. Con el respaldo mayoritario de Madrid, Valencia, Andalucía, Aragón, Baleares y Galicia al PP, a Pedro Sánchez solo le queda una enmienda a la totalidad a sus políticas para intentar remontar y congraciarse con el electorado.