El movimiento se demuestra andando

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

PACO RODRÍGUEZ

21 jun 2023 . Actualizado a las 13:19 h.

«La violencia machista es una obviedad. Lo obvio no debe llamarnos la atención que no esté en los textos. No porque lo diga el PP o no le guste a Vox, o le guste mucho a la izquierda, sino porque lo dicen los jueces, y hay sentencias que lo acreditan». Lo ha dicho Núñez Feijoo en una entrevista radiofónica con Aimar Bretos. Y nadie pone en duda sus afirmaciones. Nunca creímos que el líder popular pensase de otra forma respecto a este asunto tan dramático y doloroso, aunque hable de «divorcio duro» para justificar lo injustificable.

Pero el convencimiento no dejaría lugar a interpretaciones y desconfianzas, por si algún mal pensado las tiene, si las alianzas que viene tejiendo con los ultras de Vox fuesen por el mismo camino. Pero, muy al contrario, el facherío contradice, una y otra vez y otra vez más, a los populares. Y anuncian la derogación de leyes y departamentos que promueven la igualdad y combaten los crímenes machistas. Por el momento, tampoco tenemos argumentos para no creerlos. Al contrario. En Toledo, Huelva, Ciudad Real y Valladolid, entre otras capitales de provincia y por el pacto de gobierno, lograron que el PP cediera a eliminar las concejalías de Igualdad. Y esto es el principio. Ya verán como habrá un rosario de casos.

Uno tiene la sensación de que la violencia de género no se tomó en serio en este país. La prueba está en ese casi 20 % de jóvenes —el 8 % son chicas— que la niegan y creen que se trata de un «invento ideológico». Y el 1,4 % de los españoles creen que esta violencia es aceptable «en algunas circunstancias».

El laborioso, infatigable y emprendedor Abascal se refugia en que el problema deriva a un concepto ideológico. Algo así como formar parte de los Boixos Nois. Todo es del color del cristal con el que se mira y el de los ultras no resulta especialmente tranquilizador.

Pero, siendo la violencia machista el gran asunto que define los avances de un país, no lo son menos otros. Como la sanidad, con la propuesta de cerrar prácticamente la pública; la educación, con la imposición del veto parental al que la propia Díaz Ayuso se opuso porque dinamita la relación profesor-alumno, y la derogación de políticas climáticas y energéticas. O la Memoria Histórica. Que a día de hoy seguimos sin entender a quién perjudica, ni qué interés existe para no intentar reparar los daños. Que nunca podrán ser reparados.

Dice el refrán que el movimiento se demuestra andando. Y aunque nos creemos que a quien la práctica totalidad de las encuestas sitúan en la Moncloa se opone a muchas de las propuestas y exigencias de los que nombró socios de honor, bien estaría que comenzase a marcar el territorio. Y las líneas que nunca traspasará. De forma clara y contundente. Sin vacilaciones. Para tranquilidad de todos. Porque ya decía Leonardo da Vinci que «el que por sí mismo es apacible y sin maldad alguna, se volverá feroz y terrible a causa de las malas compañías».