La digestión socialista
En plena campaña electoral la «baronía socialista» estalla en ira mediática contra Sánchez, convirtiendo su argumentación trasnochada en munición de grueso calibre que la derecha tradicional y la ultra aprovechan hábilmente. Entienden los ex mandatarios que el partido les pertenece en una visión patrimonialista, tan ciega de contenidos como huérfana de proyección histórica. No han digerido todavía los procesos de relevo generacional como un fenómeno natural y afortunadamente imprescindible, para la renovación político-social y la puesta al día del contexto ideológico. Refutan la apertura de nuevos caminos con comunidades autónomas y partidos políticos discrepantes del principio de unidad nacional, olvidando que el diálogo es la única herramienta que usada con la habilidad necesaria y sin condicionantes cortoplacistas, puede alumbrar las áreas de convivencia imprescindibles para un futuro mejor.
En un momento como el actual donde el binomio apunta en dos direcciones opuestas, fascismo o democracia, ver a Felipe González, Alfonso Guerra y toda la pléyade de barones atacando y desprestigiando la gestión del Gobierno de la Nación, compone un cuadro vergonzoso que debiera hacer recapacitar a los que en su momento lideraron un tiempo, que dignificó a España y la metió en Europa y la modernidad. Olvidan que si no fuese bajo la sombra del Partido Socialista Obrero Español, ninguno hubiese alcanzado notoriedad social, prestigio, altísimo nivel de vida y en ocasiones, respetable fortuna. Dice el sabio refranero hispano que «el que no es agradecido no es bien nacido». Espero que a partir del 23 de julio, esta trasnochada baronía de salvapatrias se responsabilice en la parte que les corresponde de la hecatombe que se avecina. Cándido Barral Alvarellos. A Coruña.
El salario mediano
Según el INE, el salario mediano (hay economistas que prefieren esta medición por las distorsiones del salario medio. El mediano es aquel que divide al número de trabajadores en dos partes iguales, los que tienen un salario superior y los que tienen un salario inferior) en el 2021 fue de 21.638 euros. Un cálculo rápido sería pensar que 1.800 euros entran en el bolsillo cada mes. Pero no es así. En el coste empresa hay que añadir un 32 % que es pago a la Seguridad Social. Es decir, el coste real es 28.562 euros. Por otra parte, de los 21.638 euros brutos del empleado hay que descontar un 6,45 % por pagos a la Seguridad Social (1.396) y un IRPF (según tablas de 2023 le correspondería 2.700). En definitiva, el coste de la empresa es 28.562 euros, de los cuales 8.320 van a la Seguridad Social, 2.700 a Hacienda y solo 17.542 entran en realidad en el bolsillo del empleado, es decir, 1.253 euros en 14 pagas. Conclusión: este empleado español «tipo» recibe solo el 6,1 % del coste que paga la empresa (el restante 39 % se lo reparten la Seguridad Social y Hacienda). Esta es la situación de trabajadores, empresas, Seguridad Social y Hacienda. Luis Ortiga Giménez. Barcelona.
El civismo y la limpieza en los barrios
Llevo ya dos años fuera de mi ciudad por motivos laborales, y cada vez que regreso a Os Mallos, en A Coruña, me embarga una tremenda sensación de alegría por todo lo que supone retornar a mis orígenes. Sin embargo, la misma se ve repentinamente cercenada al bajarme del vehículo y apreciar el estado de sus calles y aceras... Pavimentos totalmente sucios y pegajosos donde puedes darte de bruces con todo tipo de obstáculos: desde las heces caninas que te dan los buenos días nada más salir del portal, hasta los esputos matinales del pensionista dispuesto a emprender su paseo matutino. Eso sí, lo que echo verdaderamente en falta son esas flamantes máquinas y cochecitos de los servicios de limpieza municipales pilotados con gran maestría por sus empleados. Quizás sea que los residentes del barrio ya seamos «una causa perdida», carente del civismo que se estila en otras zonas más turísticas y de la ciudad; o quizás sea que el utilitarismo que preside la política de nuestros últimos regidores locales les impide mirar hacia barrios como el nuestro, olvidándose para siempre de nosotros. En cualquier caso, empecemos nosotros mismos por no abandonar nunca el civismo y la cordura. Alejandro Prida. A Coruña.