Estados Unidos y Ucrania

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

Contacto / Vyacheslav | EUROPAPRESS

13 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Puede desvincularse EE.UU. de un apoyo decidido a Ucrania en la guerra que esta nación europea sigue librando contra Rusia? La posibilidad de que la respuesta acabase siendo afirmativa empezaba a figurar como probable, a la vista del creciente número de los partidarios de «hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande». Lo que quiere decir que una victoria electoral de los republicanos (sobre todo si es con Trump a la cabeza) complicaría el horizonte de un apoyo estadounidense a Ucrania, algo que Joe Biden ha querido matizar con la todavía incierta promesa de un respaldo creciente.

El premio nobel de Economía Paul Krugman, renombrado columnista del diario The New York Times, ha subrayado el hecho de que «las naciones e instituciones europeas han asumido colectivamente compromisos de ayuda considerablemente mayores que Estados Unidos. El compromiso europeo supondría así un porcentaje mayor del PIB que el ofrecido por la gran nación norteamericana».

Krugman considera que los beneficios de ayudar a una democracia asediada son enormes, y asegura que antes de la guerra «Rusia era ampliamente reconocida como la gran potencia militar que la mayor parte de los estadounidenses consideraba una amenaza fundamental. Ahora esa potencia se ha visto humillada». Y los fracasos de Rusia en Ucrania han reducido, según él, las posibilidades de que China invada Taiwán.

Es verdad que el conflicto Ucrania-Rusia todavía no ha terminado y que casi nadie se atreve a hacer cábalas sobre su duración e intensidad. Pero hay una realidad cierta, que se resume en que Ucrania no ha dejado de recibir ayuda de las naciones europeas, quizá porque ya nadie excluye la posibilidad de que pase a formar parte de la Unión Europea en un futuro no lejano. Algo que perturba a una Rusia anti-UE.

No, no sería deseable la interrupción de la ayuda estadounidense y de algún modo debería favorecerse que siga y aún que aumente. Pero la naturaleza del conflicto se ha europeizado de tal modo que ya solo parecería inaceptable que la UE no siguiese apoyando la resistencia ucraniana. Aún sin Estados Unidos.