Un viejo aforismo psiquiátrico afirma que el delirio no se tiene, en el delirio se está. El delirio es un trastorno del pensamiento en el que una falsa idea gobierna la vida del individuo y se muestra irrefutable a la argumentación lógica. Hay sistemas cerrados que intercambian poca información con el medio ambiente y solo se relacionan entre ellos, donde el delirio puede ser contagiado a todos sus miembros. El delirio es irrebatible a la argumentación, y, cuando al sujeto delirante se le confronta con la realidad, recurre a la fabulación o la agresión para defenderlo.
Hace poco días, el doctor en Ciencias Políticas y Sociología José Tezanos, presidente del CIS, publicó en la revista Temas un particular análisis del resultado de las elecciones gallegas. Es verdad —parodiando a Einstein— que la teoría/ideología precede a la observación y que, en definitiva, vemos lo que podemos ver a través de lo que queremos ver. Nada que objetar, entonces, a que el señor Tezanos vea lo que quiera ver desde su ideología, algo completamente respetable.
Pero, si se quiere entender mucho más objetivamente el porqué de los resultados electorales en Galicia, basta con escuchar la entrevista que le hizo Ramón Rallo a Miguel Anxo Bastos (colega de Tezanos y de ideología anarco capitalista). Bastos ha estudiado a fondo el caciquismo que se achaca a Galicia y concluye que el caciquismo no es propio de pueblos atrasados, sino de pueblos desconfiados, individualistas, con dificultades para establecer acciones conjuntas, que recurren a un intermediario para que se entienda con el poder. Una red caciquil es una red de confianza mutua en la que tienes que cumplir: «Yo te voto si tu me consigues lo que necesito». Este pragmatismo individualista hace que el gallego pueda votar hoy al Bloque y mañana al PP, en función de si cumplen o no con sus intereses.
Dios me libre de pretender hacer un diagnóstico al señor Tezanos, pero respuestas así, cuanto menos, señalan un mal perder, un no reconocer su error fabulando motivos y un desconocimiento absoluto de lo que es Galicia hoy. Esa Galicia tópica que el señor Tezanos señala, afortunadamente ya no existe o es irrelevante; ni son tantas las mariscadoras, ni tantas las monjitas, ni mucho menos los gallegos son tan tontos y atrasados como para no poder votar con criterio propio.
El tópico de la Galicia atrasada y caciquil sigue instalado en el resto del país, cosa que por un lado es una ventaja, porque no saben con quién están jugando (y obviamente pierden), pero por otro resulta desolador que una autoridad como Tezanos siga viviendo en el bosque animado de Wenceslao Fernández Flórez.