Uno de los falsos mitos que circulan en la sociedad actual es que la pasión se pierde a partir de cierta edad. A veces, detrás de ese mito se esconden miedos, dificultades, problemas, desinterés por la pareja, pero, como es una creencia compartida socialmente, no se cuestiona demasiado. Afortunadamente, el deseo sexual y la pasión no desaparecen con la edad, evolucionan.
Los cambios fisiológicos que conlleva la edad (menopausia y andropausia) van a provocar sin duda diferencias en la respuesta sexual (suele ser más lenta) y en la intensidad del deseo, lo cual requiere adaptarse a los cambios y encontrar distintas formas de placer, disfrutando mucho más de los preliminares y el contacto íntimo.
Más allá de los 50, las personas sienten la misma necesidad de ser queridas y deseadas que a edades más jóvenes, y también una vida sexual satisfactoria les ayuda a mantenerse vitales, emocionalmente estables y satisfechas, reforzando su autoestima.
El deseo sexual a estas edades y con parejas de largo recorrido es frecuente que disminuya, que no aparezca espontáneamente y que haya que provocarlo. Pero esta disminución de la pasión y del deseo se compensa con una entrega al otro con mayor ternura y dedicación, convirtiéndose en encuentros mucho más sensuales, y después sexuales, muy satisfactorios.
El sexo en esta etapa de la vida, si la pareja le sigue atrayendo, es una sexualidad menos precipitada, más calmada, pero no menos placentera.
En parejas mayores de 50 años, recientemente construidas y enamoradas, el deseo sexual nace con una fuerza similar a la de un adolescente. La atracción por el otro, la pasión desenfrenada, el deseo a flor de piel, no difiere prácticamente al que se siente en etapas anteriores de la vida, e incluso lo disfrutan mucho más por lo sorprendente que resulta ser capaces de volver a revivir esas sensaciones tan placenteras (son mucho más conscientes de lo que están sintiendo y viviendo y del regalo que les ofrece la vida en ese momento).
Una de las claves para mantener una vida sexual activa con la pareja a lo largo de los años es dedicarle tiempo y espacio a este pilar de la relación, intentar no interrumpir la intimidad sexual durante tiempo, no utilizarla como moneda de cambio en los conflictos y cuidarla y mimarla como una forma de comunicación íntima y amorosa que les refuerza el vínculo del amor.
Sexualmente, si la pareja se ha cuidado, respetado y dedicado la atención necesaria durante los años previos, se seguirán atrayendo. En cambio, si la pareja tiene conflictos crónicos no resueltos, cuentas pendientes del pasado muy presentes o problemas de comunicación y confianza, es probable que se traduzca en desamor y desinterés sexual con falta de deseo. Esto, cronológicamente, suele coincidir con el decaer hormonal fisiológico (menopausia y andropausia), que no ayuda para despertar el deseo sexual, pero no es la única causa, aunque a veces sirve para desviar la atención de la calidad de la relación de pareja y de la falta de deseo.