En una entrevista de hace solo unos días Andreu Buenafuente y Berto Romero confesaban el secreto de una buena amistad. Explicaban cómo de profunda era su relación y cómo se han ido acompañando a lo largo de la vida, tanto en el ámbito personal como el profesional. Los dos amigos, lejos de hacer un llamamiento a los momentos dolorosos y a las profundidades del alma herida, muy lejos de todas esas filosofadas que nos creíamos cuando éramos jóvenes, dieron una lección de altura. Lo dijo Andreu de Berto: «La risa es el motorcito que mantiene la amistad, y él la busca en todos lados: en programas, fuera de programas, en los audios...». Y Berto le respondió: «Yo a este amigo lo cuido en que todo lo que le llegue mío sea bueno, no le envío cualquier cosa». Y los dos, esquivando ese ideal de que un buen amigo es ese al que llamas a las tres de la mañana, se reafirmaban, con buen humor, que a ninguno se le ocurriría semejante salvajada: «Despertarte a esa hora es de mala persona». Para Andreu, Berto es su referente y por eso —decía— «no le escribo o no le digo lo primero que se me ocurre, quiero sea bueno, lo mejor, que le haga reír». Tantas veces andamos con chorradas, dándole vueltas a las relaciones, qué significa cuidar y atender al otro, hasta dónde tenemos que dar o limitarnos..., y lo cierto es que no hay mejor amigo que aquel que siempre busca tu risa cuando tú procuras la suya. Andreu y Berto tienen una fortuna.