Inteligencia animal

Luis Ferrer i Balsebre
luis ferrer i balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

Pulpo Paul.El Pulpo Paul, en el 2010, vaticinando la victoria de España
El Pulpo Paul, en el 2010, vaticinando la victoria de España

30 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En el Berlín de 1904, un caballo llamado Hans desató el entusiasmo de la sociedad europea y el interés de la comunidad científica. Se trataba de un ejemplar de 8 años que mostraba unas asombrosas habilidades. Su propietario, un maestro jubilado, le había enseñado no solo aritmética, también a dar la hora exacta o a reconocer a la gente por sus fotografías.

El inteligente Hans acertaba el resultado de problemas matemáticos y deletreaba la solución a cuestiones no numéricas golpeando con sus cascos el suelo. La validez de sus respuestas fue examinada por un comité de 13 especialistas de la Academia de Ciencias de Prusia y la Universidad de Berlín, que emitieron sus conclusiones en un informe científico.

Meses después, uno de los miembros del comité, el profesor Pfungst, emitió un nuevo informe descubriendo que el caballo nunca acertaba cuando ninguno de los presentes sabía la respuesta del problema, por lo que concluyó que el caballo por sí solo no sabía contar, leer ni calcular. Aclaraba en su informe que, durante el largo proceso de aprendizaje, el caballo había aprendido a distinguir los imperceptibles cambios corporales que su dueño asociaba a los resultados y que actuaban como signos indicativos de las respuestas correctas.

Tras el caso Hans se descubrieron otros caballos tan inteligentes o más, aparecieron también perros hablantes y diversos animales como un cerdo que resolvía problemas aritméticos. Todas estas maravillas de la naturaleza quedaron descalificadas por el informe de Pfungst, quien había demostrado que la comunicación entre el animal y el hombre es cuestión de elementos casi imperceptibles que solo el instinto animal y la emoción humana pueden captar. No existe inteligencia animal, sino una sutil comunicación inconsciente.

En la Eurocopa del 2008 y el Mundial del 2010 se hizo popular el pulpo Paul, que acertó el ganador de la mayoría de los partidos y consiguió asombrar a miles de espectadores. El pulpo elegía al vencedor del encuentro cogiendo la comida de uno de los contenedores con las banderas de los países que tenía en el acuario. En la presente Eurocopa ha saltado a la fama Steph Furry, un can que se ha hecho viral en las redes sociales por realizar predicciones de diferentes deportes y que cuenta con 1,5 millones de seguidores y un total de 43 millones de me gustas. Furry lanza una pelota desde una escalera donde abajo hay dos cestos con las banderas de los contendientes.

Su predicción ha sido una final entre España y Portugal donde gana España. Debe haber muchos compatriotas mandando señales imperceptibles a Furry para que nos devuelva la gloria de antaño.