El absentismo se define como las horas no trabajadas por motivos ocasionales en relación al total de horas pactadas. Dicha tasa crece en España a medida que avanzan los años, alcanzando en el 2023 una ratio del 6,8 %, la segunda más alta desde comienzo de siglo. Solo en la pandemia se registró un índice mayor (7,1 %). Atendiendo a los datos que nos suministra Adecco, la problemática ligada a este fenómeno es más que preocupante. Entre enero y marzo de este año, el absentismo alcanzó el 7,3 % de las horas pactadas efectivas, cifra que significa que 1.221.829 asalariados no llegaron a trabajar en dicho período de tiempo. Si lo comparamos con el dato del ejercicio anterior, tendríamos que el absentismo ascendió un 13,1 %. O sea, no solo es una ratio elevada, sino que la tendencia es creciente.
Existen diversas causas que explican la situación. La mayoría de ellas están basadas en los crecientes problemas relacionados con la salud mental, que constituye el elemento central y justificador de las ausencias. Queda demostrado, por las bajas médicas concedidas, que yendo estas en aumento hacen disminuir las horas no trabajadas por otros motivos. En consecuencia, la salud mental es un problema que tiene un enorme impacto en la fuerza laboral española, mucho más que en las otras sociedades europeas.
Profundizando, observamos que existen diferencias entre territorios. La comunidad con mayores niveles de absentismo es el País Vasco (8,4 %); seguida de Asturias (8,2 %). Luego, vienen Galicia, Aragón, Cantabria y Murcia, todas con el 7,8 %. Las que registran menores tasas son Cataluña (6,7 %), y Baleares y Madrid (ambas con el 6,9 %). Si comparamos el absentismo por sectores, el sector industrial es el que tiene la tasa más alta (7,4 %), seguida de los servicios (7,3 %) y muy por encima de la construcción (5,5 %). Especificando un poco más, el ránking de las actividades más absentistas lo encabeza el transporte marítimo, las actividades sanitarias y las de juego; y las que menos, las actividades inmobiliarias. Analizando el comportamiento regional del absentismo laboral en el último año sobresale el notable incremento registrado en Canarias (+1,7 % anual); y, a continuación, Asturias (+1,4 %); Murcia (+1,4 %) y Castilla-Mancha (+1,3 %). Galicia se sitúa en una situación intermedia, aunque por encima de la media española (+0,8 % y +0,7 %, respectivamente).
No cabe duda de que el absentismo está ligado a las vacantes laborales. En España se están batiendo récords; es decir, existe un número creciente de empleos sin cubrir. En el 2023, más de 148.000 puestos de trabajo quedaron sin ocupar; siendo un 44 % más que en el 2019; multiplicando por 2,3 las cifras del 2013. Llama la atención el hecho que la cifra de vacantes aumente y que el grado de especialización de los trabajadores no vaya conforme a la demanda que reclama el tejido empresarial. El propio Banco de España lo acaba de reflejar cuando advierte que existe un déficit de determinados perfiles profesionales que afectan al 41 % de las compañías.
Estos dos problemas ponen de manifiesto que el mercado laboral está transitando de una oferta de mano de obra relativamente abundante respecto a unas oportunidades laborales escasas; a otro escenario, con mayor escasez de trabajadores y necesidades crecientes de las empresas. De esta manera, presenciamos un aumento gradual de vacantes con una insatisfacción de las condiciones de trabajo que se reflejan en una alta tasa de absentismo. La situación empieza a ser bastante grave, tanto por los desajustes que ocasiona como por su impronta en una débil productividad. Y, ya se sabe, sin mejorar la productividad, difícilmente entraremos en una senda equilibrada de crecimiento económico y de progreso social.