Pues ya está. He caído. Yo también vengo a hablar de La Revuelta. O más bien de la vuelta que le quiere dar RTVE a La Revuelta. Quizá sea un poco tarde para explicarle al ente público en qué consistía darle una vuelta a La Resistencia. Lo venían avisando, poca diferencia habría con el humor irreverente, gamberro y a veces borderline que es marca de la casa. La cadena pública quiere que La Revuelta se dé otra vuelta y elimine las referencias a drogas que se hacen en muchos chistes de un programa que, vaya, siempre ha explorado los límites del humor, y quizá por eso se mantenga como el líder de la franja.
Parece que la cadena pública no había visto ninguno de los programas o sus milmillonésimos cortes virales en redes sociales antes de hacerse con el formato. Lo decía Raúl Cimas en uno de los primeros programas y parece que al final se ha hecho realidad, pero a manos de quien ni por las razones que muchos pensaban. La Revuelta ya llegaba con tijera (cada palabrota está prolijamente escondida debajo de un pitido bastante desagradable) pero ahora hay que podarla. Algunas cosas mejorarán, seguro, con reclamaciones que hace la pública, como que empiece a haber más mujeres en el programa, que a veces, y aunque parezca mentira, huele un poco a ese rancio de las reuniones de machitos haciendo chistes malos.