«La agonía judicial», por Silver Kane

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

Borja Sánchez-Trillo | EFE

24 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En estas sesiones de pulp política en las que se ha convertido en los últimos años el ejercicio parlamentario, y a las que presto escasa atención, me golpeó el arrojo de la premonición del señor Núñez Feijoo augurándole una larga agonía judicial al doctor Sánchez Castejón.

De lo lejano no pude evitar recordar al diputado y senador Cosidó, antes o después director general en Interior, y protagonista de aquel affaire contra Rubalcaba, el caso Faisán, o de la acusación de que su nombramiento como ministro del Interior se había hecho «con la connivencia de ETA». También al siempre presente, en sus tiempos, Federico Trillo-Figueroa. En lo más reciente recordé aquello que escribió Cosidó desde el Senado, para un grupo de WhatsApp, sobre «la puerta de atrás». Algo que asustó, y frustró uno de los hipotéticos acuerdos de renovación del Consejo General del Poder Judicial. Uno de tantos.

«La agonía judicial» se puede recibir como un buen título para una de las novelas de nuestra adolescencia y juventud sobre el lejano Oeste o de tramas policíacas, cambiables por dos reales en el quiosco del Hórreo, escritas por Silver Kane. Quizá la hubiera podido escribir también Keith Luger, nacido en A Coruña, pero probablemente no Marcial Lafuente Estefanía o José Mallorquí. Dos autores y sus seudónimos, Silver Kane y Keith Lugger, ambos abogados, que en sus innumerables novelas nos hicieron disfrutar y mantenernos fieles a la lectura, con sus historias americanas de trampas entrelazadas y un ritmo agitado que siempre llevaban a finales consistentes. Silver Kane, periodista y redactor jefe de La Vanguardia en su yo como Francisco González Ledesma, quien, con su comisario Ricardo Méndez y su otra vida de escritor de novela negra y social, nos permitió adentrarnos en un mundo donde tantos ciudadanos, por supuesto también comisarios o políticos (no sé si jueces o fiscales), podían sentirse reconocibles en este dialogo:

—Me han dicho que usted no cree en la ley.

—La verdad, no creo del todo.

Mi inclinación por Silver Kane como autor de esa hipotética novela, La agonía judicial, se sostiene en su amplia y compleja obra literaria y en las características de sus protagonistas, sean aquel Clive Murdock en las de Bravo Oeste o uno más cercano a lo que nos ocupa, Johnny Klem, personaje de gran número de sus novelas en la colección Enviado Secreto. Como aquella de 1969, Contra el sindicato del crimen.

Al hilo de estas fantasías provocadas por La agonía judicial también recordé El candidato muerto, una novela de Miguel Ángel Rodríguez Bajón. Un libro donde se encuentra una determinada visión de España y de la política, que no es ajena a la del propio autor, sirviéndose para ello de laberintos, tramas e intrigas que siguió cultivando y no con poco acierto. Un libro que se pregunta: «¿Llegará un día en el que valga todo para conseguir el poder». ¿Y para conservarlo? Un autor que continua su otro trabajo desde el ala oeste de La Casa Ayuso, ahora en el kilómetro cero de las Españas.