Errejón y la poesía

José Francisco Sánchez Sánchez
Paco Sánchez EN LA CUERDA FLOJA

OPINIÓN

Borja Sánchez-Trillo | EFE

26 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Venía de Twitter, digo de X, medio abochornado, medio desalentado. El chaval se me acercó con un cuaderno escolar y azul en las manos. Me lo tendió y debí de poner cara de interrogación. «Es para que me digas qué te parece». Abrí la libreta, de esas de cuadrícula entera y muy marcada en toda la página. Contenía medio centenar de poesías escritas a mano. Le dije que no se me da bien asesorar a poetas. No le importó, así que me guardé el cuaderno y quedamos en hablar. Tardé un par de días en abrirlo. Más por miedo que por pereza. El miedo a que me gustara poco o nada, el miedo a no saber qué decir después. Pero quedé prendido desde el primer verso. Había alguien ahí, jovencísimo y varón, hablando de amor. Caí en la cuenta de que había pasado mucho tiempo desde la última vez que leí poesía fresca, joven y varonil. Me llené de contento como si hubiera descubierto un género nuevo.

Anteayer empezamos el curso en el Máster en La Voz. Le contaba a un grupo el susto que me había llevado la víspera. En un examen aparecía una frase sobre Ábalos en Fitur. Una chica me preguntó qué era Fitur. Le expliqué, pero que saberlo nada añadía al problema que debían resolver. Y ya irritado, otro preguntó: «¿Y quién es Ábalos?». Ninguno sabía quién era Ábalos. Estaba entre ellos el del cuaderno. Una de las nuevas en el Máster me hizo ver que quizá se trataba tan solo de una cuestión de expectativas (es una experta en pragmática), y acaso tenga razón. Ahora voy a decir algo atrevido que a lo mejor no me creo del todo.

Supongo que resulta más fácil escribir versos de amor para quien ignora la existencia en prosa vulgar de Ábalos y de Koldo, de Errejón y de… la lista me sale demasiado larga.