Solo los llamados mercados de predicciones —es decir, de apuestas sobre eventos futuros— acertaron el resultado electoral de Estados Unidos. Y acertaron más los que apuestan dinero, casi siempre en criptomonedas. El más grande de estos se llama Polymarket, creado por Shayne Coplan, ligado también a Etherum. El 25 de octubre ofreció un mapa exacto por estados de los resultados finales. Y la noche electoral adjudicó las victorias definitivas en cada estado con varias horas de adelanto a los medios. Curiosamente, se trata de plataformas en las que resulta complicado participar, porque además de arriesgar capital, se necesitan habilidades técnicas para manejarse en el mundo de las criptomonedas. No hay encuesta menos representativa ni que acierte más. Seguramente el compromiso a la hora de invertir los hace imbatibles: quien arriesga su dinero se cuida mucho de acertar, pasando por encima de inclinaciones ideológicas o de deseos particulares.
Justo lo contrario de lo que ha ocurrido en la gestión de la dana en España. No hubo acierto en la previsión, quizá, porque faltó compromiso. Quienes tenían que predecir estaban a sus cosas, en sus cálculos. Y quienes tenían que gestionar se enredaron en estrategias partidistas en las que, sorprendentemente, continúan. Falló y falla, como en el periodismo americano, el compromiso con la realidad, con las sufrientes personas concretas, por encima de las cuquerías ideológicas. Si se piensa que el dinero público «no es de nadie», como llegó a decir aquella ilustre socialista, entonces pertenece al primero que lo trinca bajo pretexto de mascarillas, de eres o para chantajear ayudas por apoyo a presupuestos. Todo pertenece al mismo nivel moral.