Hubo un tiempo en el que el PP trató de librarse de las acusaciones de Luis Bárcenas por el infantil método de no nombrarle nunca en sus declaraciones. Así, el hombre que había trabajado muchos años como gerente y luego tesorero del PP pasó a ser «ese señor del que usted me habla». La absurda estrategia duró hasta que Bárcenas empezó a soltar pruebas de lo que decía. Ahí estuvo, por ejemplo, la publicación de los wasap que cruzó con Mariano Rajoy, entre los que destacaba aquel en el que el entonces líder del PP le decía: «Luis sé fuerte. Hacemos lo que podemos».
En el PSOE parecen querer seguir un patrón similar al de los populares con el comisionista Víctor de Aldama, puesto en libertad después de cantar ante el juez un relato que a la fiscalía le resulta verosímil. La orden en el PSOE es decir que todo lo que afirma Aldama es simplemente mentira y menospreciarle afirmando que todo lo que denuncia es una patraña. Los socialistas tratan de ridiculizarle diciendo que es un farsante y comparándolo con el pequeño Nicolás. «Menuda inventada», dijo Pedro Sánchez, como única respuesta a las acusaciones de Aldama.
Los implicados por el «nexo corruptor» de los socialistas, como se le bautiza en las investigaciones, se limitan también a decir que no le conocen de nada y que jamás han hablado con él. Lo mismo sostiene el propio Sánchez, a pesar de la fotografía en la que aparece junto a él tras un mitin del PSOE en la campaña de las elecciones municipales.
Entre quienes aseguran no conocer de nada a Aldama figura el número tres de los socialistas, el secretario de Organización Santos Cerdán, al que Aldama dice que entregó 15.000 euros a través de Koldo García. El método es el mismo para el resto de implicados. Ni siquiera han visto en su vida a Aldama, pero no explican por qué les cita a ellos concretamente.
El problema para el PSOE es que Aldama parece haber llegado a la conclusión de que es mejor reconocer su implicación en los delitos de los que se le acusa y colaborar con la Justicia, tirando de la manta e implicando a un buen número de dirigentes del PSOE en sus acusaciones. Y que el hombre que actuaba como el conseguidor de los socialistas parece tener pruebas de que lo que dice es verdad. De momento, ya se han hecho públicas las imágenes en las que aparece el día en el que la Guardia Civil le entregó una medalla como reconocimiento a sus aportaciones al instituto armado. Una condecoración firmada por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que tampoco le conoce de nada, pero no explica por qué le concedió esa distinción. La bomba Aldama le llega a Pedro Sánchez a pocos días del congreso federal del PSOE, en el que tendrá que decidir, entre otras cosas, si mantiene en sus cargos a su número dos, María Jesús Montero, a cuyo jefe de gabinete implica también Aldama, y al propio Cerdán. Un dilema peliagudo que queda a expensas de que Aldama presente nuevas pruebas de lo que dice.