Asesinos y asesinas

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto CRÓNICAS DEL GRAFENO

OPINIÓN

EDUARDO PEREZ

28 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Dexter, Dahmer, El silencio de los corderos, Seven, Henry: retrato de un asesino, Zodiac, Frenesí... Cine y televisión son pródigos en historias de homicidas, unas de ficción, otras basadas en personas reales. Conforman ya un género propio, como las películas del Oeste o los musicales, pero que nunca pasará de moda, pues, por desgracia, la actualidad presenta a diario numerosos ejemplos susceptibles de dar pie a thrillers, series true crime, documentales de serial killers, slashers y demás parafernalia. Un caso reciente es el de Daniel Sancho, el nieto de Curro Jiménez, condenado por matar y descuartizar al cirujano plástico Edwin Arrieta en una paradisíaca isla de Tailandia, en agosto del 2023. Durante un año fuimos testigos de un auténtico culebrón que copaba la parrilla televisiva con los detalles más jugosos del crimen —en las redes sociales se hizo viral un antiguo vídeo del chef Sancho mostrando cómo cortar la carne y hacer decenas de incisiones con un cuchillo—. Como en el país asiático tienen un concepto extravagante de la justicia, lo condenaron a cadena perpetua, mientras que aquí lo convertimos en una estrella mediática y tiene su propia serie en las plataformas (HBO Max, Movistar+ y Prime Video). Igual que el rey del cachopo, César Román, quien cortó en cachitos a su novia hondureña y también protagoniza un documental en Netflix. En su caso, le cayeron 15 años por homicidio, que me parecen pocos.

Como hombres y mujeres somos iguales, también ellas cometen barbaridades. A principios de mes salió la sentencia de Cristina Rodríguez Veloso, quien acogió en su casa de Cortegada a un hombre al que conoció en un chat de citas de internet, lo drogó, asfixió, troceó y quemó los pedazos en una hoguera (solo se salvó un pie). La fiscalía pedía para ella 18 años, pero la Audiencia consideró que 8 eran más que suficientes, aludiendo a supuestos problemas psiquiátricos de la acusada. Estos días se juzga a otra mujer que mató a su marido en Paderne atizándole con un raño, pero su abogado pide la absolución porque «no estaba totalmente en sus cabales». Y en Toledo otra fémina acabó con su esposo a ladrillazos, pero, según la crónica periodística, «detrás de este suceso no habría un caso de violencia machista, sino el triste desenlace de la acción de una persona con una enfermedad mental».