Asesinato en Manhattan

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

Eric Miller | REUTERS

08 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Este misterioso asesinato en Manhattan no tiene nada de cómico. El CEO de la mayor aseguradora de salud estadounidense, que ya es decir, fue tiroteado en el corazón de Nueva York. Es un crimen de película, un pez gordo. En la Gran Manzana. Y con mensajes en los casquillos que apuntan a una venganza. No pocos estadounidenses lo han celebrado en las redes sociales. Hasta este punto hemos llegado. Muchos en ese país ven con naturalidad los comportamientos depredadores de las compañías americanas del sector de la salud y aceptan sus brutales reglas de juego: que un cáncer arruine a una familia de clase media o que una enfermedad crónica del montón sea intratable para millones de ciudadanos. Y otro gran contingente digiere sin problemas de estómago que se ejecute a sangre fría a uno de los hombres más poderosos de ese sistema. Trincheras tan profundas que ya nunca se ve al otro.

Hace poco, médicos de Estados Unidos alzaban su voz porque otra gran compañía de seguros anunciaba que limitaría el tiempo de anestesia cubierto por las pólizas de sus clientes. Unos hablaban de pacientes y operaciones; otros de clientes y contratos. La vida y el negocio en la misma balanza. La Sociedad Americana de Anestesiólogos fue durísima al evaluar la medida: «Otra gran empresa preocupándose más de los beneficios que de las personas». La cuestión es que, por lo que sea, la firma acaba de anunciar que se malinterpretó su plan y que no pretendía dar ese paso. Malentendidos. Detalles. Durante décadas. Como los que alimentaron el monstruo de los opioides.