Ter a posesión non é suficiente

OPINIÓN

Concentración de Queremos Galego en A Coruña
Concentración de Queremos Galego en A Coruña Marcos Míguez

08 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Tirando da xerga futbolística, quero referirme á situación pola que atravesa o noso idioma, xa que segue en caída libre o número de falantes. Sabemos que o 94 % dos galegos enténdeno, leno o 96 %, saben falalo o 94 % e escríbeno o 84 %. Con estes datos enriba da mesa, está claro que o galego está vivo, mais non abonda. É certo que vive un conflito lingüístico, unha situación de bilingüismo onde sempre acaba impoñéndose o idioma máis forte. Corremos, polo tanto, o risco de que as novas xeracións deixen de identificarse coa lingua propia. É tarefa institucional a protección do noso idioma, mais semella que os que teñen a solución, confórmanse. Manuel Piñón Pérez. Ferrol.

Autismo: trastorno o condición

Leí no hace mucho en este medio una entrevista interesante con un experto en autismo que «animaba a la sociedad a crear un ambiente más amigable para las personas del espectro». Comparto esa afirmación y añadiría que además de amigable, deberíamos ser una sociedad más comprensiva. A esto último pueden contribuir los medios informativos mediante la divulgación de artículos y entrevistas con personas autistas. En un curso al que asistí el año pasado, impartido por el experto entrevistado, tuve el placer de debatir junto a otros profesionales sobre la conveniencia de definir autismo como trastorno o condición. Actualmente numerosos especialistas e instituciones deciden usar el término condición por el efecto de normalización que supone. Estamos de acuerdo en que el autismo es un trastorno grave, pero es más beneficioso para los afectados hablar de condición autista como una forma distinta de percibir y entender la realidad. Esto hace que las personas diagnosticadas, con dificultades para la interacción social y la comunicación, puedan tener más posibilidades de ayuda para adecuar sus recursos personales al entorno. No obstante, el autismo se define como un trastorno grave del neurodesarrollo que afecta a la configuración del sistema nervioso y el funcionamiento cerebral. Hace que «el cableado neuronal» sea disfuncional, condicionando la vida de las personas con TEA. Pero a pesar de este hecho irrefutable, la intervención no debe estar centrada en aliviar la sintomatología clínica, sino también en ajustar los recursos de estas personas para que puedan integrarse y comunicarse mejor, contribuyendo a que esta forma de funcionar sea aceptada. Sin embargo, a día de hoy el autismo parece más una epidemia diagnóstica que una condición, a juzgar por los elevados porcentajes que se manejan sobre la prevalencia del trastorno mediante la obtención de datos muchas veces difíciles de contrastar. Como sostenía L. Wing, las fronteras entre autismo y excentricidad están muy difuminadas, al menos en alto funcionamiento, y eso ha contribuido a que el trastorno se perciba al alza, generando confusión y dificultando el ajuste de los tratamientos. A pesar de los enormes avances en investigación, toca seguir remando. José Ramón García Gómez. Ourense.

La Navidad en el centro de Madrid

Cada año, la llegada de la Navidad transforma el centro de Madrid en un espectáculo de luces, mercados y actividades que atraen a miles de personas. Sin embargo, esta mágica estampa tiene un lado oscuro que no podemos ignorar: la masificación. El exceso de visitantes, tanto locales como turistas, convierte calles emblemáticas como Preciados, Sol o Gran Vía en auténticas moles de aglomeración. Pasear por estas zonas se vuelve una experiencia sofocante, marcada por empujones y largas colas para acceder a comercios o al transporte público. Para los residentes, el encanto de la Navidad se diluye en un sinfín de incomodidades. Esta situación no solo afecta a quienes vivimos en Madrid, sino también a los servicios públicos, que se ven desbordados. Los atascos colapsan las entradas al centro, el transporte público se satura y la limpieza urbana no da abasto ante la cantidad de residuos generados. Además, las pequeñas tiendas, lejos de beneficiarse, quedan eclipsadas por las grandes marcas, que monopolizan el flujo de visitantes. Es necesario repensar el modelo de celebración navideña en el centro de la ciudad. ¿Por qué no fomentar actividades en otros distritos, descentralizando los eventos para evitar la concentración masiva en unas pocas calles? Asimismo, medidas como limitar el acceso en ciertos horarios o reforzar la infraestructura pública podrían marcar la diferencia entre una Navidad disfrutable y un caos urbano. Madrid merece unas fiestas que no solo brillen por su belleza, sino también por su capacidad para ser inclusivas, cómodas y respetuosas con la vida cotidiana de sus ciudadanos. Alberto López. Madrid.