Lo que es muy gordo

Tamara Montero
Tamara Montero CUATRO VERDADES

OPINIÓN

16 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Mucha preocupación aparece de repente por la salud de las mujeres, porque esto siempre ocurre cuando son mujeres. No hace falta irse muy lejos para ver a otra persona fuera de los cánones de belleza al que no le han puesto ni un solo pero y que es ya veterano en aparecer con el reloj de la Puerta del Sol de fondo en los últimos minutos del año. Bien vestido, abrigadito porque el 31 de diciembre en un balcón de Madrid suele ser riguroso. A ese nadie le ha reprochado su salud, ni cuánto pesa, ni si es la mejor opción para presentar las campanadas. Nada.

Es gracioso, porque a su lado hay otra mujer, una que sí cumple con la imagen irreal de lo que debe ser la feminidad, que está, sin embargo, igual de vapuleada por las expectativas sociales: una a la que casi nadie espera ver prácticamente desnuda porque se ha convertido ya en algo de todos los años, como las discusiones sobre política, el cuñado más cuñao de la historia y el anuncio empalagoso de los turrones que vuelven a casa. Lo único que por fin ha cambiado es que Lalachús, con todo su papo gordo, se ha atrevido a sacudirse el dichoso síndrome de la impostora para dejar claro a todo el mundo que se merece estar ahí el día 31, que nadie le va a robar la ilusión y que lo más gordo, perdonen, es que sigamos siendo unos tarugos a las puertas del año 2025.