El dilema de los imputados

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

A. Pérez Meca | EUROPAPRESS

17 dic 2024 . Actualizado a las 09:34 h.

Un dilema es una situación en la que es necesario elegir entre dos opciones igualmente buenas o malas. Uno de los dilemas clásicos de la Teoría de los Juegos es el de «los prisioneros», que demuestra que dos personas pueden no cooperar pese a que si lo hicieran el resultado obtenido sería mejor para las dos partes.

 La policía detiene a dos sospechosos, pero no hay pruebas suficientes para condenarlos. Se les aísla y se les interroga por separado ofreciéndoles un trato si delatan al compañero. Se abren cuatro alternativas: si ninguno de los dos confiesa ni delata al compañero, son condenados a dos años cada uno. Si los dos prisioneros delatan al compañero, ambos son condenados a seis años. Si el prisionero 1 delata al prisionero 2, el prisionero 1 es condenado a 1 año y el prisionero 2, que no ha delatado al compañero, es condenado a 10 años. A la inversa, el prisionero 2 es condenado a solo 1 año tras delatar al prisionero 1 que no ha delatado a su compañero cumpliendo la pena más dura de 10 años. 

El dilema del prisionero gira en torno a una idea: ninguno de los dos prisioneros sabe qué decisión va a tomar el compañero. Aunque parezca obvio que los dos van a tomar la decisión de no delatar al otro en tanto que esa sería la mejor decisión para ambos, siempre se abre la duda: ¿qué ocurrirá si el otro se aprovecha de las circunstancias y se confiesa culpable? Me condenarían a mí y el otro saldría beneficiado. Por lo tanto, es mejor que yo confiese, porque si él no lo hace, yo quedaré en libertad.

Pero inmediatamente se abre una nueva duda: si confieso, no solo traiciono su confianza, sino que corro el peligro de que si él es tan poco de fiar como yo, también confesará y nos condenarán a los dos.

Este es el dilema, y no tiene solución, porque aun habiendo llegado al pacto de no confesar ninguno, siempre quedará la duda de si pueden confiar cada uno en su cómplice llegado el momento de comparecer ante el tribunal.

En estos días de comparecencias de todos los imputados en los recientes casos de corrupción, el dilema de los presos se hace patente. El señor Ábalos ha declarado negándolo todo y acusando al señor Koldo y al señor Aldama.

Por otra parte, el señor Aldama ha confesado el delito y acusado a los otros dos, y el señor Koldo —mientras escribo estas líneas— no sabemos lo que va a hacer.

Pero según la Teoría de los Juegos, podemos deducir que los van a encalomar a los tres.

Triste Navidad.