La movilidad sostenible no es solo la electromovilidad

David Henche PUNTO DE VISTA

OPINIÓN

María Pedreda

10 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

En la actualidad es común escuchar a expertos del sector de automoción, y a otros no tan entendidos del tema, hablar de la electromovilidad y la necesidad de apostar hacia ese tipo de propulsión para mejorar la calidad del aire que respiramos. Pero poco se habla de otros tipos de vehículos que también pueden ayudarnos a reducir el impacto medioambiental de los medios de transporte y que pueden servir de palanca para lograr los objetivos planteados respecto al vehículo eléctrico. Me refiero a la movilidad sostenible como concepto global y no excluyente. Hay que tener cuidado porque no se trata de dos términos que signifiquen lo mismo, no son sinónimos, aunque muchos los usen como tales.

La electromovilidad se suscribe únicamente al uso de transportes que emplean tecnologías de propulsión eléctrica, de manera total o parcial; mientras que la movilidad sostenible se refiere a la búsqueda de formas de desplazamiento que hagan un uso eficiente de los recursos, buscando reducir las emisiones de gases contaminantes al medio ambiente.

Al revisar estos conceptos, parece estar claro que apostar por la electromovilidad es también hacerlo por la movilidad sostenible. Sin embargo, la situación cambia cuando lo planteamos a la inversa. Esto sucede porque, cuando hablamos de movilidad sostenible, entran también en juego términos como movilidad eficiente y neutralidad energética.

La apuesta por la electromovilidad tiene que seguir siendo firme y clara porque el futuro es eléctrico. Pero el camino para lograrlo no es recto, ni debe plantearse en una única vía. La transición tendrá altos y bajos, por lo que debemos ser flexibles. No siempre será posible la electrificación y es allí donde debemos entender que existen otras alternativas que nos permitirán avanzar poco a poco hacia un transporte más ecológico.

Es inviable alcanzar la descarbonización de los medios de transporte apostando por una única solución. Se deben impulsar todas las alternativas factibles, porque existen combustibles verdes renovables o sintéticos que no añaden CO2 a la atmósfera y que tienen que ser considerados dentro de la estrategia para lograr una movilidad sostenible.

De forma paralela, debemos seguir haciendo fuerza también por la renovación de la flota, por tener en circulación vehículos más nuevos, que contaminen menos, mientras logramos que los propulsados por energía eléctrica llegan a ser una opción real para toda la población.

Son muchos los sectores que pueden ayudar a esa renovación de la flota y uno de los actores que está llamado a desempeñar un papel clave en el proceso es el renting. Para corroborar esta tesis basta simplemente con analizar la antigüedad media del parque de vehículos español, que se sitúa en más de 14 años, y la del renting, que se encuentra en dos años. El renting se ha convertido en un claro aliado en la transición hacia una movilidad sostenible.

Por ello, debemos comenzar a hablar de la búsqueda de una movilidad sostenible, en el sentido amplio del término, y no enfocarnos únicamente en la electromovilidad. Solamente de esta manera lograremos alcanzar el objetivo de mejorar el aire que respiramos.