Infancia, empresa y sostenibilidad

Chema Vera DIRECTOR EJECUTIVO DE UNICEF ESPAÑA

OPINIÓN

UNICEF / KRISTINA PASHKINA | EUROPAPRESS

24 mar 2025 . Actualizado a las 09:23 h.

Estrategia de negocio, inversión y reputación. Estas son las áreas fundamentales en las que repercute de forma directa la ESG, que hace referencia a los factores que convierten a una empresa en sostenible a través de su compromiso social, ambiental y de buen gobierno. Enfocada a un compromiso sostenible amplio, la ESG no puede dejar de lado la trascendente atención que el sector empresarial debe prestar a la infancia.

En 2012 vieron la luz los derechos del niño y principios empresariales, que instan a las empresas a respetar y promover los derechos de la infancia. Desarrollados por Unicef, Pacto Mundial de Naciones Unidas y Save the Children, estos principios identifican las acciones que las empresas deben impulsar para prevenir los impactos negativos sobre la infancia y para promover sus derechos en el lugar de trabajo, en el mercado y en la comunidad en la que operan.

Si bien los principios no suponen nuevas obligaciones vinculantes para las empresas, sí pusieron sobre la mesa una base de trabajo pionera e innovadora en materia de derechos de la infancia. Esos derechos se están volviendo más visibles en la gestión sostenible de las empresas, y las contribuciones de estas a la salud, la educación y la prosperidad económica han producido avances en el bienestar y la supervivencia de los niños. También es cierto que el sector privado está abordando los desafíos ambientales a través de una agenda de sostenibilidad cada vez más extensa, pero, por desgracia, no es suficiente.

El abordaje de los desafíos sociales y los que afectan a la infancia se está quedando atrás. Además, la actual deriva populista en algunos países no parece alentar la agenda ESG. Situación que se une a los serios vaivenes sociales y económicos que el mundo ha sufrido en el último lustro, y que han provocado que los avances en materia de derechos sociales en general, y de la infancia en particular, se hayan estancado.

Los millones de niñas y niños que viven en la pobreza, que no van a la escuela o que mueren por enfermedades prevenibles no pueden esperar. La respuesta tiene que ser urgente, el sector privado debe situar los retos sociales en el centro de la actividad empresarial. Para ello, hay que impulsar una acción social renovada en la que el sector privado aporte financiación, conocimiento, innovación y tecnología, integrando el impacto social en sus estrategias de ESG y en el conjunto de la actividad empresarial, desde su cadena de valor y suministro hasta sus productos y servicios.