Quini deslumbró por su sencillez en el Auditorio ourensano en la primera edición de «O Legado»

L.M.R.

OURENSE

13 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El mundillo del fútbol local respondió con el máximo interés a la iniciativa de Ourense Escuela Total de Fútbol, que abrió su programa «O Legado» con la figura de Enrique Castro «Quini».

El ex futbolista del Gijón y el Barcelona hizo gala de su reconocida naturalidad: «Yo no jugaba un pimiento, sólo metíalas pa dentro». Emocionado tras un pase de diapositivas que glosaba su carrera y acompañado de un Manolo Preciado que robó tiempo de su agenda como técnico del Sporting de Gijón, el brujo se sometió al cuestionario de los asistentes, incidiendo en que sólo ha intentado llegar a lo más alto en su profesión, sin perder sus valores como persona.

Esa es precisamente la piedra angular sobre la que los organizadores de la actividad fundamentaron su elección como primer invitado, como explicó Fernando Sánchez en la presentación del acto.

Preciado aprovechó la cita para reencontrarse con viejos amigos que dejó en la ciudad, en sus tiempos como futbolista del Ourense, y Quini también se encontró con Luis Cid Carriega, antes de su entrada entre aplausos, al son de la canción que le dedicó Pipo Prendes, «Ahora, Quini, ahora», grito de guerra de la mareona.

Al contrario de muchos de los ídolos del deporte actual, Castro González incluso admitió su «miedo al fracaso», cuando saltó al Barcelona, ya con 31 años, en un nuevo acto de humanidad, para meterse en el bolsillo sin dilación a todos los asistentes al auditorio ourensano.