El granjero Antonio Fernández

OURENSE

13 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

En aquel maldito año de 1963, el año que se murió Juan XXIII, el año que asesinaron a Kennedy, el año que Fenosa cerró la presa de Castrelo que anegó la vega más feraz de Galicia... En ese año, el 28 de febrero, Ourense, el Ribeiro, Sampaio de Ventosela, protagonizaron el mayor evento agrícola-empresarial del siglo. Llegaron los primeros 5.000 pollitos de un día para criar en un proceso industrial; los pollitos venían de la costa oeste de EE.UU. y el granjero, el primero de la provincia, fue Antonio Fernández, un autodidacta con unos pocos consejos del veterinario Arturo Alonso. Antonio se merece esta glosa por pionero; por trabajador de un solo patrón; porque durante 30 años cuidó y engordó unos hermosos pollos que después degustábamos los ourensanos. Es uno de los nuestros, un currante, un hombre bueno y un hombre de bien. Nunca fue directivo de una caja de ahorros ni intentó figurar en una lista electoral para trincar. ¡Qué placer y qué deber dedicarle un reconocimiento a un hombre que nunca hizo daño a nadie! En estos años de júbilo que ahora saborea, va a comprar el pan, trabaja y produce el vino que bebe, cuida la huerta y disfruta de los nietos. ¡Ah!, se me olvidaba. Es el 2º mejor jugador de subastado del Ribeiro. Algunas veces, pocas, me gana.