El hecho es que la Guardia Civil detuvo en Verín a don Ernesto, que estaba desbrozando una finca con su tractor y se supone que una faísca involuntaria prendió en la maleza que estaba limpiando y ardió un trozo de monte. En este estado de cohecho que nos han impuesto estos depredadores del sentido común, unos servidores de la ley detienen a un hombre que ¡estaba trabajando! La Guardia Civil no es culpable; cumple órdenes. El pobre de don Ernesto les estaba desmantelando la industria del fuego que tienen montada. ¡La de miles y miles de euros que les produce esta invasión de hidroaviones que sobresuelan estos días la provincia! ¡Cuánto trinque! Los incendios son un problema político. ¿Solución? ¡Vamos a organizar eventos con paparota, París de Noia y corte de cinta por el político correspondiente: «Queda inaugurado este desbroce»! En menos de un año Ourense será un jardín. Un consejo, don Ernesto: métale un cerillazo al tractor, deje de currar, intégrese en una lista, cualquiera, la de Baltar o la de Pachi, da igual; de político se vive como un marajá y no hay que volver a trabajar.