Lizbeth Herrera Díaz es la responsable sanitaria de las nuevas instalaciones de As Caldas de Partovia. Médica de familia, se especializó en el trabajo con las personas mayores y el tratamiento del dolor. Llegó de Perú para formarse y regresar a su país a ejercer, aunque finalmente acabó desarrollando aquí su carrera profesional. Reconoce que no es todo lo común que debiera la recomendación sanitaria de la balneoterapia -«en las localidades no es frecuente que un médico te la recomiende si ve que no va bien un tratamiento analgésico para la artrosis, por ejemplo»- y se interesó por este sector y sus aplicaciones. Asume el reto de partir de cero con el proyecto y se marca unos objetivos claros. «Vamos a modernizar la idea que tenía la gente de las pozas, del agua sin mayor conocimiento -los usuarios venían por tradición y porque le decían que el agua era muy buena- y lo que intentamos ahora es basarnos en la evidencia científica, que actualmente ya tenemos y sabemos que hay un efecto antioxidante estadísticamente significativo, apoyarnos en la investigación, publicar los casos, ver realmente la evidencia y cómo evolucionan las patologías de las personas que vengan al balneario», precisa Herrera. La directora médica destaca el potencial en el tratamiento de «dermatologías, lesiones deportivas, problemas de la piel, musculares y otras patologías».