Las asociaciones del sector reclaman volver a la legislación anterior al año 2012
03 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Pese a que no se conocen todavía los datos oficiales de las ganancias o pérdidas resultantes de la temporada estival, la presidenta de la Federación de Comercio de Ourense, Beatriz Gómez, ha afirmado a este periódico que las ventas en las rebajas bajaron con respecto al año pasado. La ley de medidas urgentes de liberalización del comercio, y de determinados servicios, parece haber tenido el efecto contrario para el que fue concebida en el comercio ourensano desde su aprobación en el año 2012, según Gómez.
«Reducir las cargas administrativas que dificulten el comercio y, por otro lado, dinamizar el sector permitiendo un régimen más flexible de aperturas», es lo que promulgaba dicha ley. Sin embargo, la empresaria considera que «la gente ya no sabe cuándo son las rebajas y no espera, como se hacía antes, a que llegue el 7 de enero o el 1 de julio».
La misma opinión tiene uno de los vicepresidentes de la federación, José Ramón García Iglesias. «El cliente ya no sabe cuándo un descuento es una rebaja y cuando no y ha desaparecido el efecto llamada que suponían estas fechas», argumenta García Iglesias.
Sin embargo, es necesario esperar a que termine el verano puesto que algunos comerciantes creen que el aumento del turismo se ha visto reflejado en la cantidad de artículos vendidos, sobre todo en lo que a extranjeros se refiere. La ocupación, que superó el ochenta por ciento de media en los hoteles de la provincia durante muchos días del verano, podría reflejarse en el gasto de los turistas.
«Las grandes marcas tienen más capacidad de atracción que las pequeñas tiendas»
Desde la Asociación de Comerciantes Empresarios y Profesionales del Centro Comercial Aberto de Ourense, el balance de las ventas estivales es similar. Su presidente, Luis Rivera, afirma que ya no se puede hablar de un período de rebajas. «Es muy difícil porque esos períodos que antes estaban muy diferenciados ahora se han dinamitado y ya desde la Confederación Española de Comercio se está pidiendo la vuelta a la legislación anterior», asegura.
También cree que la única lectura positiva de esta última campaña es el aumento del turismo extranjero que ha repercutido en las ventas, sobre todo en hostelería y textil. Sin embargo, asevera que esos compradores se van a tiendas de franquicias, mayoritariamente. «Es cierto que las grandes marcas tienen más capacidad de atracción pero yo no le veo mucho sentido a viajar a un lugar diferente y terminar comiendo en una cadena de hamburgueserías que está en todas partes. Eso es consecuencia de la globalización y la masificación del turismo, pero yo no lo comparto. Las ciudades cada vez son más clones unas de otras».
Por otro lado, el presidente de la organización plantea un futuro bastante negro para los negocios del sector locales. «El comercio se desarrolla de forma paralela a la sociedad. Ourense tiene una población muy envejecida. El relevo generacional no se va a dar si no se fuerza y, además, la gente que se está yendo a vivir afuera es la que está en edad de trabajar y consumir más».
Desde su punto de vista, la solución a uno de los mayores problemas que afrontan los empresario ourensanos no podrá conseguirse sin un mayor asociacionismo. «La agrupación siempre es buena para intercambio de conocimientos y organización de eventos», finaliza.