El covid-19 desajustó la asistencia a partidos de categorías inferiores
30 may 2021 . Actualizado a las 14:03 h.La temporada 2020/2021 está llegando a su fin para la gran mayoría de los clubes del fútbol base. Como en los cursos anteriores a la pandemia, los niños han entrenado, han jugado, han competido, han mejorado, han creado comunidad con sus compañeros de equipo y, en general han disfrutado del fútbol. Lo que no han podido hacer todos los jóvenes futbolistas de la provincia, o al menos no con las condiciones y la asiduidad de otros años, es recibir la atenta mirada de sus padres y familiares.
El covid-19 sigue trastocando la normalidad y la asistencia a los encuentros del deporte base no es una excepción. La distancia entre clubes que han dejado entrar a los padres y los que no es enorme. «Fomos a Ribadavia e puidemos entrar a velos xogar, en Vilar de Astrés non; contra o Asociación Polígono de San Cibrao si...». Con estas palabras resume una familia ourensana cómo ha sido asistir a los eventos de fútbol base durante el último año.
La Real Federación Gallega de Fútbol estipula que son los concellos los que deben hacer valer su normativa en esta materia, y así es, al menos en el caso de ciudades como Ourense, en la cual un alto porcentaje de los recintos deportivos en los que se practica fútbol de categorías inferiores son de titularidad municipal.
Estas normas atañen, principalmente, al aforo -que ha ido variando en función del grado de restricciones marcadas por la Xunta- y a una serie de pautas a seguir por los clubes, cuyo cumplimiento certifica el control y la seguridad en el entorno del evento deportivo en cuestión.
Las directrices son, al igual que en categorías absolutas, realizar un control de qué personas han entrado a las gradas -para en caso de contagio poder informar debidamente a la Consellería de Sanidade- y encargarse también de medir la temperatura a cada una para cerciorarse de que no tiene fiebre.
El asumir o no asumir estas directrices por parte del club organizador de cada partido ha sido y es lo que marca que los padres pudiesen acudir a ver a sus hijos jugar. Existen casuísticas de todo tipo, pero en la mayoría de las ocasiones, los clubes que sí han permitido la entrada de padres han tenido que reorganizarse y disponer de parte de su directiva, empleados o socios para realizar estas labores de control, algo que ha repercutido en su actividad deportiva.
En Velle sí, en A Uceira no
Uno de estos casos es el de la Escola de Fútbol Femenino Rosalía. Además de realizar los controles de temperatura y aforo -el estadio donde juegan las chicas, el Monte da Aira, en Velle, tiene capacidad para 150 personas en estos momentos-, esta escuela realiza la identificación del público asistente mediante un formulario de Google. «É un fastidio pero preferimos que polo menos os pais poidan vir e ver ás súas fillas», apuntan desde el club.
Los padres que este sábado asistieron al encuentro entre el conjunto Promesas de la EFF Rosalía y el UD Mos aseguraron que en su caso no encontraron problemas para acudir a los partidos de sus hijas. «A onde nos tocou ir, enchemos o formulario e asistimos, iso si, tivemos que cumprir cos protocolos e medíronnos a temperatura», expusieron desde la grada del Monte da Aira.
Gradas que son banquillos
Caso diferente es el de las categorías inferiores del Club Deportivo Arenteiro. La base del equipo de O Carballiño disputa sus partidos en A Uceira. Allí, el tamaño de los banquillos no permite que los jóvenes futbolistas los ocupen manteniendo la distancia de seguridad. Por ello, durante los partidos la grada del campo ha sido utilizada como banquillo. Con las localidades ocupadas de este modo, no quedaba espacio para que los padres entrasen a ver a sus hijos cumpliendo la distancia de seguridad.
Este problema de espacio no se da en Espiñedo, estadio en el que disputa sus partidos el equipo absoluto del Arenteiro. El pasado fin de semana, con las instalaciones del estadio de O Carballiño libres -el CD Arenteiro ya terminó, con éxito, su temporada-, el club pudo trasladar el partido de la plantilla juvenil allí. Al existir en este caso espacio suficiente, los padres y acompañantes de los jóvenes futbolistas sí pudieron entrar al recinto. «Só viñeron unhas sesenta persoas, pero polo menos puideron entrar», apuntan desde el club carballiñés.