Sigue rodando en Catar el balón del mundial de fútbol, sin España, y a la espera de dos semifinales que pocos habían cuadrado en los pronósticos. Por aquí, toca presentar a Luis De la Fuente para iniciar una nueva etapa. ¿Y lo del análisis y la autocrítica? Ellos sabrán. Queremos suponer que hay un estudio mucho más sesudo en eso de cambiar de ciclo, sobre todo porque el bueno del exseleccionador nacional sub 21 es desde hace tiempo —como apuntó en su presentación—, uno de los entrenadores que mejor conoce la evolución de los internacionales españoles. Y si todo eso estaba planificado, ¿a qué viene ahora tanta prisa? Anda que, como gane Marruecos —o Croacia— el mundial, las vueltas que le daremos a la evaluación serán de tirabuzón y medio.
Eso sí, los que no se atienen al estudio sosegado son los agentes y mercaderes de este fútbol nuestro de hoy. El «ocho» de Marruecos —Ounahi—, al que seguramente tenía Luis Enrique bien identificado, antes de preguntarse de dónde salió, ahora es futurible del Barça y Monchi se frota las manos en Sevilla, pensando en cuánto va a pedir por Bono y En-Nesyri. Hasta en el Arenteiro están pendientes del futuro de Joao Félix, que podría salir del Atlético antes de que los colchoneros lleguen a Espiñedo, porque después del sus buenas actuaciones en Doha podría llegar a los 100 millones su cotización Premier. Y nosotros poniendo gradas adicionales en Espiñedo. Con mucho menos podríamos recibirlos como se merecen y darle entrada a todos los que quieren verlos. Seguimos en el mercado, en una esquina más modesta, pero con la mayor ilusión.